lunes, 19 de abril de 2010

RESUCITÓ JESÚS: VALE LA PENA VIVIR

Celebramos los cristianos este domingo el gran acontecimiento de nuestra fe: un hombre llamado Jesús de Nazareth, que pasó por el mundo haciendo el bien, que fue injustamente sentenciado y crucificado, ¡RESUCITÓ!. Es decir, abrió las puertas de la muerte y triunfó sobre el mal para siempre.

Y si eso es verdad, es la gran noticia que debería estar en todos los periódicos. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a ella y a que pierda su fuerza revolucionaria. Porque si hay una pregunta que se han hecho los hombres desde siempre es por el sentido de la muerte y por el misterio del más allá. Y que un ser humano como nosotros, aunque sea Dios también para los cristianos, haya dado respuesta a ese tremendo dilema e interrogante, es en verdad una noticia fascinante.

Pero es algo más: es la certeza de que el mal no tiene la última palabra, ni la tienen los poderosos, ni los que crucifican, ni los que se creen los dueños del mundo.

Significa que todo acto auténtico de amor y de vida no muere en la tumba, para siempre. Significa que lo que de bueno hacemos en este mundo tiene su prolongación, no cae en el vacío más absoluto. Resureccción es sinómimo de vida, vida eterna y vida plena en esta vida. Deberíamos hoy saltar como locos. Vivir vale la pena, amar vale la pena, hacer el bien vale la pena.

¡CRISTO HA RESUCITADO!. Y con él la esperanza de que un mundo puede ser mejor.
Nada de desánimos ni pesimismos. Un cristiano triste, es un triste cristiano. Un cristiano pesimista, no es cristiano. Hay signos maravillosos de resurrección en nuestra vida; son signos pequeños, sencillos, pero signos que pueden cambiar el mundo.
Cristo está resucitando en tus esfuerzos diarios por ser mejor, en ese pequeño detalle de amabilidad que realizas cada día, en esa sonrisa que ofreces a quien se cruza en tu camino, en esa visita al enfermo, en esa muestra de solidaridad con el pobre, en el amor a tu familia y a tus amigos, en la contemplación de la belleza que te rodea en la naturaleza y en la vida.
Cristo resucitado no está recluido en los templos o en las ceremonias litúrgicas. Su amor y su vida se derraman por todos los caminos del mundo. Su resurrección está naciendo en todos los procesos de paz que se están en marcha en el mundo, en las penas de muerte que son abolidas, en la libertad que se extiende cada vez más por el mundo, en los misioneros y ONGs que llevan esperanza a los que sufren, en quienes se trabajan por una justicia más transparente, en aquellos que se juegan la vida por dejar un planeta más limpio y humano a las futuras generaciones, en ti, en mi, que creemos que ¡OTRO MUNDO ES POSIBLE!.
¡LEVANTA EL ÁNIMO, MIRA HACIA ARRIBA Y A TU ALREDEDOR, CRISTO ESTÁ RESUCITADO, Y TE LLAMA A LA RESURRECCIÓN Y A LA VIDA!.

¡NO TENGAS MIEDO, ABRE TU CORAZÓN, TU MENTE, TUS OJOS A TANTA VIDA COMO TE RODEA!. ¡NO CREAS A LOS PESIMISTAS, A LOS QUE PIENSAN QUE TODO ESTÁ MAL Y QUE ESTO ES UN DESASTRE!.

¡LUCHA POR UN MUNDO MEJOR, TRABAJA CADA DÍA POR SER MEJOR TÚ MISMO!. ¡AMA, AMA MUCHO, PORQUE EN EL AMOR ESTÁ ESPECIALMENTE CRISTO RESUCITADO!. ¡ENTONA, AUNQUE NO SEAS CRISTIANO, EL ALELUYA DE LA ALEGRÍA, DE LA ESPERANZA, DEL AMOR!.

¡PROCLAMA A LOS CUATRO VIENTOS QUE ESTAMOS HECHOS PARA SER FELICES Y QUE LA MUERTE NO DESTRUIRÁ ESE PROYECTO DE FELICIDAD!.

¡CRISTO HA RESUCITADO, ALELUYA!.

¡FELIZ PASCUA PARA TI Y PARA TODOS TUS SERES QUERIDOS!. ¡FELIZ PASCUA PARA EL MUNDO!.

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