domingo, 31 de enero de 2010

EL VATICANO INFORMA

El diálogo ecuménico
es muy importante para la Iglesia Católica

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI dedicó su tradicional catequesis, en el Aula Paulo VI, a hablar sobre la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, y quiso centrarse en el lema de este año: “Vosotros sois testigos de todo esto”.
Este lema se refiere, explicó el Santo Padre, a “la exigencia de un testimonio común de Cristo”, para hacer efectivo el anuncio del Evangelio.
El testimonio “quiere decir, ante todo, la Cruz y la Resurrección”; es “el Misterio de Cristo, del Hijo de Dios hecho hombre, muerto por nosotros y resucitado, vivo para siempre, y así, garantía de nuestra vida eterna”.
Esta relación entre unidad y misión, “desde aquel momento ha representado una dimensión esencial de toda la acción ecuménica y su punto de partida.”
Tal importancia del ecumenismo “no sólo favorece las relaciones fraternas entre las Iglesias y las Comunidades eclesiales en respuesta al Mandamiento del Amor”, sino que implica también a “la investigación teológica”, y tiene repercusiones pastorales y sacramentales, añadió (ZENIT).

El sacerdote y la pastoral en el mundo digital

CIUDAD DEL VATICANO.- En el marco de la fiesta de San Francisco de Sales, el Papa Benedicto XVI dio a conocer su mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales 2010, a celebrarse el próximo 16 de mayo con el tema: “El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra”.
El mensaje, acorde al Año Sacerdotal “pone en primer plano la reflexión sobre un ámbito pastoral vasto y delicado como es el de la comunicación y el mundo digital, ofreciendo al sacerdote nuevas posibilidades de realizar su particular servicio a la Palabra y de la Palabra.
“Las comunidades eclesiales han incorporado desde hace tiempo los nuevos Medios de Comunicación como instrumentos ordinarios de expresión y de contacto con el propio territorio, instaurando en muchos casos, formas de diálogo aún de mayor alcance. Su reciente y amplia difusión, así como su notable influencia, hacen cada vez más importante y útil su uso en el ministerio sacerdotal.
“La tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los Sacramentos. La Iglesia, convocada por la Palabra, es signo e instrumento de la comunión que Dios establece con el hombre y que cada sacerdote está llamado a edificar en Él y con Él.
“Las vías de comunicación abiertas por las conquistas tecnológicas se han convertido en un instrumento indispensable para responder adecuadamente a diversas cuestiones, que surgen en un contexto de grandes cambios culturales, que se notan especialmente en el mundo juvenil. En verdad, el mundo digital, ofreciendo medios que permiten una capacidad de expresión casi ilimitada, abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación paulina: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1 Co 9,16).
“Así pues, con la difusión de esos medios, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se hace más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz”, continúa el Papa, y finaliza renovando a los sacerdotes la invitación a asumir con sabiduría las oportunidades específicas que ofrece la moderna comunicación, deseando que “El Señor os convierta en apasionados anunciadores de la Buena Noticia, también en la nueva ágora que han dado a luz los nuevos Medios de Comunicación”.

Benedicto XVI presidirá
Misa por Jornada Mundial del Enfermo

VATICANO.- El Obispo de Roma presidirá una Eucaristía por los enfermos el próximo jueves 11 de febrero, Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, en ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo. Asimismo, esta Eucaristía será una acción de gracias por el 25° Aniversario de la creación del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (ACI).

AÑO SACERDOTAL

Modelo sacerdotal de piedad mariana
y de atención a la niñez y la juventud,


San Juan Bosco


San Juan Bosco y la Virgen María

Este último día del mes lo dedica la Iglesia a la Festividad de un gran Santo, devotísimo de la Santísima Madre de Dios y Fundador de la Benemérita Congregación Religiosa de los Salesianos
Pbro. Tiberio Munari Chiomento
Misionero Xaveriano
“¡Quién sabe si un día serás sacerdote!”, comentó mamá Margarita después de que su hijito, Juan, de nueve años, le había contado un sueño.
El muchachito le narró que, encontrándose en un amplio espacio donde unos mozalbetes jugaban, y algunos blasfemaban, él se había lanzado en medio de ellos intentando, a puñetazos, callar a los que maldecían, pero que en aquel momento un hombre respetable le había dicho: “No con golpes, sino con el amor, podrás hacértelos amigos. Yo te daré una Maestra que te enseñará cómo”.
Y, como en un golpe de escena, se presentó una Señora de muy noble aspecto que le tomó de la mano, diciéndole: “¡Mira!” Y, al mirar, vio que aquellos mismos chiquillos se convertían en perros, gatos y otros diferentes animales. “He aquí tu campo de trabajo -le dijo la bella Señora-. Si tú te haces humilde y amable, verás el cambio de estos animales”. Y, en efecto, en un abrir y cerrar de ojos, aquellos animales se transformaron en mansos corderitos.
Este sueño marcó el futuro de Don Bosco, quien sería el gran educador de los jóvenes, guiado de la mano de aquella maravillosa Maestra.



Tacto y afecto para tratar a la juventud


Su apostolado comenzó en 1841, precisamente el 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, hablando con un chaval, Bartolomé Garelli, quien había sido maltratado por el sacristán, pero que luego, reconfortado y tratado con amabilidad por el Padre Juan, quien estaba a punto de salir a celebrar la Misa, le aseguró: “Tú eres mi amigo, y nadie te tocará”. Después de la Celebración Eucarística, Don Bosco le dio la primera lección de Catecismo y rezó con él un Ave María.
Cuarenta años más tarde, les confiaría a sus Religiosos Salesianos: “Todas las bendiciones que nos ha dado el Señor son fruto de esa Ave María”. Y es que, una semana después de aquel bondadoso episodio, Garelli regresó con otros nueve chamacos de su popular barrio de la Ciudad de Turín. De esa manera se constituyó el primer núcleo del Oratorio de San Francisco de Sales, lugar de encuentro juvenil dominical, fundado precisamente por Don Bosco.



María, eficaz Medianera


“La Virgen María ama a los jóvenes -les decía con insistencia- porque Ella es Madre, y las madres se preocupan más por los hijos jóvenes que por los adultos, ya que los pequeños y los adolescentes están en mayor peligro de ser engañados. Pero, si queremos la protección de la Virgen, de esta Madre Buena, son necesarias tres cosas: a) evitar, a toda costa, el pecado y las ocasiones de pecar; b) imitarla en sus virtudes; c) mostrarle algunos detalles de amor, como llevar encima una medalla; tener en la habitación alguna imagen suya; dar una pequeña limosna los sábados o en su día de fiesta. Si tú haces algo por Ella, Ella hará mucho más por ti.
“Finalmente, les doy un consejo que es un secreto: digan muchas veces al día -cuando quiere obtenerse un favor de la Virgen-: ¡María Auxiliadora, ruega por mí! Díganlo cuando suban o bajen las escaleras, cuando caminen por la calle o vayan a la escuela, y verán milagros. Son cuarenta y cinco años que yo lo repito, y hasta ahora nadie me ha desmentido”.
De este mismo Santo se relata que tuvo otro sueño, en octubre de 1844, en el cual vio una grandiosa Basílica, y en ella una faja blanca en la que podía leerse: “Esta es mi casa, de la que saldrá mi gloria”. A partir de entonces, sin tener dinero, comenzaría la construcción del Santuario de María Auxiliadora en Turín, ahora visitado todos los años por millones de peregrinos. “Yo no soy más que el cajero de la Virgen”, solía decir Don Bosco.
Por cierto, este Título de “Auxiliadora” fue uno de los cuatro que subrayó el Concilio Vaticano II, más de 100 años después: “Socorro, Mediadora, Abogada y Auxiliadora”. Y es Auxiliadora porque es Madre. De hecho, decía aquel virtuoso varón, dándole crédito a la Santísima Virgen: “Si ustedes me aman como hijos cariñosos, Yo los defenderé como Madre poderosa”.
Un último sueño de Don Bosco fue de tinte misionero. Lo tuvo en Barcelona en 1866, y lo refería con emoción a sus pupilos: “Desde una cumbre muy alta, vi una cantidad inmensa de chiquillos que corrían hacia mí y me decían: ‘Te hemos esperado tanto, tanto’… De pronto cambió la escena y apareció la misma Pastorcilla, que guiaba un inmenso rebaño de corderos, la cual me dijo: ‘¡Mira!”
Eran, sin duda, los muchachos de México, Argentina, Ecuador, Chile, Brasil y Uruguay, así como de Asia y de África, que asistían a los Oratorios, los colegios y escuelas, los aspirantados y noviciados, que serían fundados en todo el mundo por los Salesianos, hijos de Don Bosco.
A sus misioneros, él les recomendaba siempre tres cosas: muchas oraciones, mucho sacrificio y mucho tiempo. “El tiempo depende de Dios; el trabajo, de los misioneros; y las plegarias debemos suministrarlas nosotros, que estamos en la retaguardia”.

SUCEDIO EN DICIEMBRE - NOCHE BUENA 2009














































El R.P. Fernando Fernández, presidió este 24 desde las 8:00 P.M. la tradicional misa de Noche Buena, en nuestra parroquia, “La Iglesia busca dar un sentido diferente a la Navidad, al margen de las celebraciones de tipo material, de lo tradicional, sino centrar la mirada en ese niño, pobre y despojado que se hizo hombre para estar con nosotros, dijo el padre Fernando en su homilía. Noche llena de júbilos y amor, el Belén enaltece las moradas, al Niño Jesús se le rinde honores; Se unen todas las familias amadas, en el árbol destacan resplandores, lucecitas hábilmente ensambladas. Si hermanos El Niño Jesús ha nacido, El templo estaba lleno de fieles, toda la Iglesia presente, cantaban al compás del coro, y el órgano que armonizaba la grandeza de un cántico sonoro.Así se expresaba esta fecha tan importante en nuestra parroquia,


“LA NOCHE BUENA”, “GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA, PAZ A LOS HOMBRES
DE BUENA VOLUNTAD”

IGLESIA UNIVERSAL

HAITÍ


Ayudar es tarea
de todos los católicos



PUERTO PRÍNCIPE.- En entrevista concedida a ACI Prensa (Agencia Católica de Noticias), el Nuncio en la República Dominicana, Arzobispo Josef Wesolowski, resaltó que la ayuda que debe brindarse a los afectados por el terremoto en Haití es también una tarea para “todos los católicos del mundo”.
Puso de relieve que la situación actual debe hacer que también todos los cristianos, juntos, sin importar su confesión, contribuyan a la recuperación de Haití.
El Nuncio Apostólico dijo, además, que “es necesario rezar por todas las víctimas y los fallecidos, así como expresar las condolencias a quienes han seriamente sido afectados”. Asimismo, advirtió, “la oración es esencial, pero no es suficiente: “Hace falta la ayuda concreta. (…) Nos estamos preparando para ayudar a largo plazo, para ayudar a reconstruir la Iglesia, los Seminarios y lo que se ha perdido en Haití. Estoy seguro de que con la ayuda de todos los católicos podemos hacer eso y más”, concluyó (ACI).






ITALIA


Judíos y católicos ofrecen respuesta común a crisis ecológica


CIUDAD DEL VATICANO.- Judíos y católicos tienen una respuesta común a la crisis ecológica que vive el planeta, y la exponen en el comunicado publicado al final de la Reunión de la Primera Comisión Bilateral de la Santa Sede y del Gran Rabinado de Israel, celebrada en Roma, del 17 al 20 de enero.
“Hoy, la Humanidad afronta una crisis ambiental única, que es esencialmente consecuencia de un desordenado abuso material y tecnológico”, explica el documento.
“Si bien esta crisis tiene que ser gestionada obviamente con los instrumentos tecnológicos y la autolimitación, la humildad y la disciplina”, los participantes subrayaron la necesidad, esencial para la Sociedad, de reconocer la dimensión trascendente de la Creación.
“No todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable -advierten-. Esta conciencia garantiza que todo aspecto del progreso humano promueve el bienestar de las generaciones futuras y santifica el Nombre Divino, y del mismo modo, su ausencia lleva a consecuencias destructivas para la Humanidad y para el ambiente, y profana el Nombre Divino.
“La Tradición bíblica, que confiere una dignidad única a la persona humana, no debe ser entendida como dominio, sino como respeto y solidaridad. Esto exige un sentido de ‘ecología humana’, en el que nuestra responsabilidad por el ecosistema esté ligada y refleje nuestros deberes recíprocos y, en particular, una generosidad especial con los pobres, las mujeres, los niños los extranjeros, los enfermos, los débiles, los necesitados” (ZENIT).

Jesús, Sacramento del perdón


Ene 31, 2010 • Categoría: Palabra del Domingo

El Santo Evangelio que nuestra Madre Iglesia ofrece, complementa el de la semana anterior, que corresponde, conforme a la obra de Lucas, al primer episodio del ministerio público de Jesús. En el de hoy, vemos la inconsistencia de la reacción de sus paisanos, y la original lectura de Jesús, quien elimina todo atisbo de venganza (Lc 4, 21-30).

Una clave interpretativa
Lucas emplea un instrumento literario, conocido como “inclusión”, para conformar un marco de lectura, puntualizando el inicio de la escena: “Vino a Nazareth, donde se había criado, entró, según su costumbre, en la sinagoga el día sábado, y se levantó para hacer la lectura” (v. 16), y terminar con la especificación de que se alejó de ese lugar (véase v. 30). El evangelista induce así, al lector, a centrar su atención en lo acontecido en la casa de oración del pueblo en que Jesús aprendió a leer las Sagradas Escrituras. Por ello, los invitamos a contemplar la escena de forma conjunta; es decir, del verso 16 al 30.

Desconcertantes reacciones
Resulta extraña la respuesta provocada por la breve homilía de Jesús. En un principio, sus coetáneos dieron su aprobación por la sabiduría de sus palabras; pero, acto seguido, cuestionaron su origen (véase v. 22), y terminaron llenándose de furia y hasta pretendieron despeñarlo (véase v. 29).
En los versículos 18 y 19 encontramos citadas unas palabras del Libro de Isaías, de las que Jesús aseguró: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír” (v. 22). Dicha cita contiene una acumulación de diversos versículos del texto profético (compárese Is 58, 6 y 61, 1-2). Si cotejamos el texto isaiano con las palabras anunciadas por Jesús, constataremos que la segunda parte del Verso 2 del Capítulo 61, que habla del “día de venganza de nuestro Dios”, fue deliberadamente omitida por el Señor. Ello nos permite inferir que Jesús interpretó su misión como un tiempo de Gracia para el mundo, donde no hay lugar para la venganza. Y esto lo ratificó en la Cruz, cuando lo vemos rezando por sus propios verdugos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). ¿Acaso se deba a la original lectura de Jesús el sorpresivo cambio de actitud de su pueblo?

Testigos del Evangelio
Todos los cristianos, a ejemplo de Jesús, debemos convertirnos en mártires; esto es, en testigos de la presencia de esa nueva realidad, capaz de renovar la esperanza en el corazón de la historia, donde la venganza brille por su ausencia. Jesús se ha manifestado como el Sacramento del Perdón de Dios, a quien estamos llamados a imitar. Así lo enseña el poeta y Obispo don Pedro Casaldáliga:
“Os escribo a todos vosotros y vosotras que habéis dado la vida por la Vida, / mientras haya martirio habrá conversión, / mientras haya martirio habrá eficacia [...] / Por Él y por vosotros y vosotras / sabremos jubilosamente / que nos toca resucitar aunque nos cueste la vida.

Jesús, Sacramento de la Misericordia


Nuestra Madre Iglesia ofrece hoy una lectura del Santo Evangelio según San Lucas, que se compone de dos textos perfectamente definidos, los cuales describen la forma cómo concibieron su misión: el propio evangelista (1, 1-4), y el Señor Jesús (4, 14-21).
La solidez del EvangelioLucas, conforme al estilo característico de los historiadores de su época, introdujo su obra con un prólogo compuesto con esmero, donde explica que su trabajo consistió en reflexionar la historia del “Acontecimiento Jesús”, siempre con vistas a su ilustre destinatario: Teófilo, a quien el evangelista dedicó sus afanes, y por ello le informa haberse dado a la tarea de escribírselo por orden.
Lucas se reconoce deudor de la Tradición, pues su labor cristalizó sólo después de investigar con minuciosidad las cosas como las transmitieron quienes fueron testigos desde el principio y que participaron en la predicación, con tal de que Teófilo, sin duda, representante de la comunidad, aquilatara la solidez de lo que se le había enseñado (véase 1, 1-4).
El proyecto vital de JesúsEl evangelista describe así el inicio de la predicación de Jesús: “Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto, impulsado por el Espíritu volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan, y su fama se extendió por toda la región” (vv. 14-15). A continuación de este denso sumario, Lucas presenta uno de los momentos decisivos de la vida de Jesús, que tuvo lugar en la sinagoga de Nazareth, a la que acostumbraba asistir, y en la cual expuso que su misión consistiría en dar cumplimiento a las promesas contenidas en el Libro del Profeta Isaías (véanse vv. 16-21).
Este comienzo aconteció en el poblado donde Jesús creció y abrevó de las fuentes eternas de la Palabra, y en el que esbozó un programa que resalta por su extrema personalización, puesto que aparece más como una predicación sobre el propio Mensajero que sobre el mensaje: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por eso me ha ungido para llevar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a anunciar la liberación a los cautivos, dar la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (vv. 18-19). Lucas presenta, así, a Jesús, como el Sacramento de la Misericordia del Padre.
Con la mirada en JesúsHans Urs von Balthasar, extraordinario teólogo, afirma que “todo cristiano y, más aún, todo santo, vive una existencia teológica. Su vida es expresión de la doctrina evangélica, cuya esencia es la identidad con Cristo, de palabra y de vida”. Por ello evocamos a Teresa de Lisieux, a quien Pío XI calificó como “Maestra en las cosas del espíritu”, cuando confiesa: “Ya no hallo nada en los libros. El Evangelio solo me basta. ¿Acaso no está todo encerrado, por ejemplo, en la Palabra de Jesús: ‘Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón’? ¡Qué dulce no aprender ya nada, sino de boca de Jesús!”

miércoles, 20 de enero de 2010

Por prudencia y sensatez, Primero piensa; después habla

Mons. Miguel Romano Gómez, Obispo:
Quiero compartir un testimonio y una reflexión acerca de algo que puede ocurrirnos en cualquier lugar y momento:
“Estallé. Comencé a hablar, revelando confidencias. Después me arrepentí de lo dicho; quería nunca haberlo dicho, pero ya era demasiado tarde. ¿Por qué no me quedé callado? ¿Por qué me venció la ira, el coraje y el orgullo? Yo creí que era una persona madura, de fiar, con notable firmeza… pero descubrí que no había tal.
“En menos de un minuto, todo había cambiado; todo se había perdido. Comprendí que nada era igual; la confianza se perdió; sólo me queda cambiar de fondo y en verdad para recuperar la confianza”.
Relatos como éste, ocurren cada día y entre nosotros, con las consecuencias que uno alcanza a advertir.

Los arrebatos destruyen
Todos hemos experimentado, de una manera o de otra, una sensación parecida en algunos momentos de nuestra vida. Quizá, por un tonto y simple instante de orgullo, hemos dicho, hecho o dejado de hacer algo, de lo cual, a pocos momentos, nos hemos arrepentido; mas ya no había remedio. Es el orgullo, la soberbia, la altanería, lo que nos hace perder el control de nosotros mismos.
Y cuando esto sucede, aunque sea muy brevemente, en algunos segundos se pueden destruir afectos, el respeto entre las personas o entre nosotros… Quizá en esos “relámpagos de cólera” es donde se observa más claramente lo que supone estar alterado y sometido a una fuerza ciega y ajena a cualquier tipo de argumento razonador.
Perder el control no suele tener un efecto liberador. Lo normal es que, posteriormente, produzca un intenso sentimiento de frustración y que al poco tiempo suframos una profunda decepción de nosotros mismos. Este comportamiento suele ser siempre contraproducente y, con frecuencia, también constituye un espectáculo lamentable.

La cólera nubla y conduce al error
Por otra parte, son emociones contagiosas que generan comportamientos detestables, pues cuando un hombre está irritado, la razón le abandona.
Por eso, cuando veamos que la ira empieza a dominarnos, se precisa la prudencia; es urgente esperar y examinar la situación con tranquilidad; la ira nos vuelve “subjetivos”, pero la serenidad nos ayuda a mejorar el alcance de nuestra objetividad.
Por la ira y el orgullo solemos perder la claridad y llegar a correr graves riesgos; la humildad y la amabilidad, en cambio, pueden ayudarnos a ver lo que tenemos qué hacer para bien de nosotros mismos y provecho de los demás. Una buena lectura, un consejo o mejor ejemplo nos motivarán, sin duda, a reconocer y corregir errores, y alimentarán positivamente nuestro espíritu.
Ser conscientes de la importancia de determinados momentos, en los que podemos perder o ganar mucho, es una de las claves en el evangélico arte de saber vivir.
“¿Cuántas clases de mortificación hay? Hay dos: una es interior, y la otra es exterior, pero las dos van siempre juntas” (Santo Cura de Ars, Sermón sobre la Penitencia).
Que la Madre de Dios y San José nos alcancen de Cristo Jesús la gracia de gozar de la reflexión para gustar del bien hablar y de la fecunda oración.

Urge el Kerigma, ¿Cómo anunciar a Jesucristo hoy?

Sección Diocesana de Evangelización y Catequesis
Los Obispos, reunidos en Aparecida, Brasil, en Mayo de 2007, viendo la situación, nos han invitado a entrar en un ambiente de Misión, al mismo tiempo que nos vamos haciendo Discípulos de Jesucristo, recordando el mandato del Señor: “Id y haced discípulos entre todos los pueblos” (Mt 28, 20). Nuestros Pastores nos ofrecen un Documento que será, sin duda, un punto de referencia en los próximos años; nos llevan a estar en un “Estado permanente de misión” (Ver Documento, Números 213 y 551).Estos Prelados, Delegados de toda América Latina, nos proponen como punto de partida para anunciar a Jesucristo hoy, la presentación del Kerigma, que en circunstancias difíciles la primera generación de cristianos proclamaba para que las personas llegaran a ser discípulos de Jesucristo.
Aprender, experimentar, difundir
Kerigma, esta palabra de origen griego y que no se ha traducido, viene a significar en nuestros días una primera experiencia religiosa que consiste en un encuentro personal con Jesucristo Vivo, por medio del testimonio personal de los evangelizadores, con el fin de llevar a una conversión personal y a un cambio de vida (Ver Documento, Nº 326).Si alguien quiere seguir a Jesucristo deberá tener un primer acercamiento a la Persona de Jesús y su mensaje; se trata de un mensaje centrado en Jesucristo Muerto y Resucitado, y que hoy se ofrece como camino y garantía de nuestra salvación total. Este primer anuncio o Kerigma no significa solamente creer en “algo”, sino creer en Alguien, en Jesucristo, que es el corazón de la vida Cristiana.En nuestro tiempo muchos de nosotros necesitamos que se nos presente este anuncio gozoso, aunque aparentemente no lo necesitemos, pues somos de “tradición católica”, tenemos cerca de nuestra casa templos u otros referentes religiosos; pero evangelizar no es lo mismo que informar. Requerimos de la presentación gozosa; podríamos también decir “bonito” de Jesucristo: Una vez recibido el primer anuncio, no todo está terminado; será necesario que el Kerigma sea el hilo conductor de otras acciones que irán haciendo madurar al cristiano. El cristiano no nace, “se hace”, va desarrollándose a través de un proceso.
¿Cómo tendrá que seresta presentación?¿Qué características llevarála proclamación del Mensaje?
La mentalidad juvenil, sin duda, nos da la pauta, ya que los jóvenes prefieren lo afectivo a lo racional, la vivencia sobre la mera doctrina fría, lo cercano a lo distante, lo concreto sobre lo abstracto, lo personal sobre lo general. También las situaciones humanas serán un referente, pues si el mensaje kerigmático no dice nada a lo que se vive, a la gente que lo recibe, si no llega a tocar sus fibras personales, no tendrá respuesta.El Kerigma, primer anuncio, requiere de testigos alegres, habráde contener lo más esencial de su vivir, y ser portador de esperanza para muchos de nuestros hermanos de camino que no encuentran motivos para vivir.

LA NUEVA CREACION


Ene 17, 2010 • Categoría: Palabra del Domingo
Juan López Vergara
El Evangelio que la Iglesia nos convida hoy en la mesa de la Eucaristía, trata del relato de la Boda de Caná. De éste reflexionaremos tres aspectos: La invitación joánica a contemplar desde la fe; la actuación de María como madre solícita y preclara maestra, y la consagración del matrimonio por parte del Señor Jesús (Jn 2, 1-11).
Ver en profundidad
El autor del Cuarto Evangelio es un teólogo consumado, quien seleccionó unos hechos de la vida de Jesús, entre los que sobresalen siete milagros, que concibe como “signos”: flechas indicadoras que impulsan a ver más allá del episodio concreto, a contemplar una realidad más profunda. Donde lo definitivo no es que Jesús cure a un ciego ni que alimente a una multitud o que resucite a un muerto, sino que Jesús es la Luz, el Pan bajado del Cielo, la Vida.
De los siete milagros, seis revelan similitudes con los reseñados por los sinópticos, excepto éste, que carece de paralelo en aquella tradición. Mediante dichos “signos”, San Juan ofrece extraordinaria materia de contemplación. Su intención fundamental, como explica al concluir su obra, radica en provocar la fe en Jesús (compárese Jn 20, 30-31). Los invitamos a meditar el Evangelio a la luz de esta perspectiva que su autor propone.

María, madre y maestra
A los tres días del encuentro de Felipe y Natanael con Jesús, el Evangelista sitúa en su obra una Boda en Caná, completando así el marco de una semana, que simboliza un tiempo nuevo, una nueva creación. Al enlace matrimonial asiste “la madre de Jesús” (v. 1). Es el primer personaje mencionado y desempeña la misión de informar a su Hijo de la terminación del vino: símbolo de la alegría (compárese Sal 4, 8). La respuesta de Jesús es áspera, pues conforme a la perspectiva teológica joánica, es inoportuna en el proceso de la vocación de Jesús, quien afirma: “Todavía no llega mi hora” (v. 4). La reacción de María es extraordinaria, por la confianza en su Hijo, ya que a pesar de la contestación, solicita a los sirvientes ponerse a las órdenes de Jesús (véase v. 5). El Evangelista presenta a María como esclarecida pedagoga y cristóloga comprometida. La escena continúa desarrollándose hasta terminar ratificando su objetivo: “Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él” (v. 11).
El primer “signo”
La Biblia comienza y finiquita con historias de parejas: El relato de Adán y Eva, y el grito orante de la Iglesia que espera el retorno de su esposo: “¡Ven, Señor Jesús!” (Ap 22, 20). Que el Evangelista escogiera el episodio de la boda como el primer “signo” realizado por Jesús, es significativo por indicar que en la vocación matrimonial cristaliza una nueva Creación. Conforme al plan divino, en cada unión matrimonial el hombre y la mujer renacen a una nueva existencia, lo cual ilustra un poema compuesto por Unamuno cuando murió su amadísima esposa: “¿Fue ella?/ ¿Fui yo quien se murió?/ ¿Fue ella? ¿fui yo quien morí?/ Pues yo no sé quién”…