lunes, 21 de octubre de 2013

NOTICIAS DE LA SANTA SEDE: EL PAPA FRANCISCO:

UNA IGLESIA ENCERRADA EN SÍ MISMA TRAICIONA SU IDENTIDAD
En su catequesis del miércoles 16 de octubre, ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Papa explicó que la Iglesia es Apostólica porque está fundada sobre los Apóstoles y como tal, debe rezar y anunciar el Evangelio. El Santo Padre explicó también que una Iglesia que se encierra en sí misma, en su pasado y en las pequeñas normas rutinarias "traiciona su identidad".
El Santo Padre dijo que "la Iglesia hunde sus raíces en las enseñanzas de los Apóstoles, verdaderos testigos de Cristo, pero mira al futuro, tiene la firme conciencia de ser enviada por Cristo, de ser misionera, llevando el nombre de Jesús con la oración, el anuncio, el testimonio. Una Iglesia que se encierra en sí misma, en el pasado, una Iglesia que mira sólo las pequeñas reglas rutinarias traiciona su identidad".
Durante la catequesis de la audiencia general en la Plaza de San Pedro ha afirmado que "profesar que la Iglesia es apostólica significa subrayar el vínculo constitutivo que tiene con los apóstoles, con aquel pequeño grupo de doce hombres que Jesús llamó un día por su nombre, para que permaneciesen con él y para enviarlos a predicar. ‘Apóstol’ es una palabra griega que significa ‘mandado’, ‘enviado’".
"Los apóstoles fueron escogidos, llamados y enviados por Jesús para continuar su obra, es decir rezar, que es la primera tarea de un apóstol y segunda anunciar el Evangelio", ha subrayado el Pontífice, recordando que en los primeros años de la Iglesia, para que los apóstoles pudieran tener también tiempo para rezar, se instituyeron los diáconos que les ayudaban en la misión evangelizadora.
"Cuando pensamos en los sucesores de los apóstoles, los obispos, incluido el Papa, porque él también es obispo, tenemos que preguntarnos si este sucesor de los apóstoles, en primer lugar reza y después anuncia el Evangelio. Esto es ser apóstol y por eso la Iglesia es apostólica".
La Iglesia es apostólica "porque está edificada sobre la predicación y la oración de los Apóstoles, en la autoridad que les dio Cristo mismo", dijo el Papa citando a San Pablo que , en la carta a los cristianos de Éfeso, los compara con "piedras vivas que forman un edificio que es la Iglesia, y este edificio está fundado sobre los Apóstoles, como columnas y la piedra que sostiene todo es Jesús mismo".
"Sin Jesús no puede haber Iglesia, es la base, el fundamento. Los apóstoles vivieron con Jesús, escucharon sus palabras, compartieron su vida y sobre todo, fueron testigos de su muerte y resurrección. Nuestra fe, la Iglesia que Cristo quiso, no está fundada en una idea, en una filosofía, sino en Cristo mismo... Y la Iglesia es como una planta que ha crecido a lo largo de los siglos... y ha dado frutos, pero sus raíces están firmemente plantadas en Él y la experiencia fundamental de Cristo que han tenido los Apóstoles, elegidos y enviados por Jesús, llega hasta nosotros".
Pero, se ha preguntado Francisco: "¿Cómo puede llegar a nosotros lo que vivieron los Apóstoles con Jesús y lo que escucharon de Él?". Y ha dado la respuesta del Catecismo que afirma que la Iglesia es apostólica porque "guarda y transmite con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles", es decir "conserva a través de los siglos, el precioso tesoro de la Sagrada Escritura, de la doctrina, de los sacramentos, del ministerio de los pastores, que nos permiten ser fieles a Cristo y participar de su misma vida".
"Es como un río que fluye en la historia...pero el agua que corre es siempre la que brota del manantial, de Cristo. Él es el Resucitado, el Viviente y sus palabras no pasan, porque Él no pasa. Está aquí, entre nosotros".
Dirigiéndose a los miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre cuestionó: "¿hemos pensado alguna vez en cómo la Iglesia a lo largo de estos siglos -a pesar de las dificultades, los problemas, las debilidades, nuestros pecados- nos transmite el mensaje auténtico de Cristo? ¿Nos da la confianza de que lo que creemos es realmente lo que Cristo nos dijo?".
Por último, la Iglesia es apostólica porque "está enviada a llevar el Evangelio a todo el mundo. Continúa en el camino de la historia la misma misión que Jesús confió a los apóstoles: ‘Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones... Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’. Insisto en este aspecto del carácter misionero, porque Cristo invita a todos a ‘salir’ al encuentro de los demás, ¡nos envía, nos piden que salgamos a llevar la alegría del Evangelio!".
DIÓCESIS DEL CALLAO CONVOCA A DOCENTES PARA TRABAJAR EN COLEGIOS PARROQUIALESImprimir

La propuesta pastoral de nuestro Obispo tiene tres ejes a manera de trípode: La formación de futuros presbíteros y de los que ya han recibido el Sacramento del Orden; el Área Educativa (en todos sus niveles) y la Caridad.
La propuesta educativa de la Diócesis del Callao se realiza mediante dos bloques: la Oficina Diocesana de Educación Católica y las Instituciones Educativas Parroquiales. Dicha propuesta es la misma misión de  la Iglesia Católica: «Evangelizar en el anuncio de Cristo Resucitado». Esta misión la realizamos mediante la Educación: formando personas en virtudes humanas y cristianas, transmitiendo una sólida formación integral abierta a la innovación, en búsqueda de la excelencia académica; para que se viva la felicidad, y para que asuman los retos de un mundo globalizado, característica del siglo XXI. 
En este sentido, para garantizar una educación cristiana y de calidad se CONVOCA a todos los docentes de diversas especialidades y niveles, con capacidad innovadora y con vocación de servicio; que se sientan llamados a participar como agentes directos en la Nueva Evangelización a través de la docencia, y que estén dispuestos a ponerse al servicio de la Iglesia Católica, en plena comunión con nuestro Obispo del Callao.
Niveles:
        Nivel Inicial
        Nivel Primaria
        Nivel Secundaria

Todas las Áreas Académicas:
       Matemática
       Comunicación
       Ciencias Naturales: Anatomía; Biología; Química; Física; Zoología
       Ciencias Sociales: Historia del Perú; Historia Universal; Geografía; Economía; Formación Ciudadana

       Ciencias Humanas: Psicología; Filosofía; Lógica
       Educación Física
       Educación Artística

Talleres Artísticos, Culturales y deportivos
       Entrenadores de futbol, vóley, basket, etc.
       Ballet
       Música
       Banda escolar
       Canto
       Danzas folclóricas, modernas, etc.

Especialistas en psicopedagogía
Psicólogos Educativos
Los docentes que acepten esta convocatoria, deberán hacer llegar su Currículum Vitae, a las oficinas del Obispado del Callao, con referencia de atención a la Srta. Luz Urbano. En el mes de Noviembre empezarán las entrevistas y programación de evaluaciones psicológicas, pedagógicas y de cultura general. Se debe anotar en el CV la Parroquia en la que participa, el estado de vida y la experiencia pastoral.

OCTUBRE MISIONERO

NOTICIAS DIOCESANAS

VIRGEN DEL CARMEN REGRESÓ A SU SANTUARIOImprimir
Luego de tres meses de estar en la Iglesia Catedral Matriz, la Imagen de nuestra Patrona la virgen del Carmen de la Legua retorno a su Santuario mariano el domingo 13 de octubre.

Todo comenzó muy temprano con la Santa Misa presidida por el Padre Oscar Balcazar, Vicario General, quien destacó en su homilía la importancia de pertenecer a una Iglesia: “Muchas veces nos vamos de la Iglesia sin saber el porqué. A uno lo arrastra sus sentimientos, pasiones y emociones. Eso a todos nos pasa y solamente con la gracia de Dios se pueden integrar con el amor al prójimo. Si Dios no une este amor nos desordenamos, por eso que los muchachos disparan el sentimiento o las pasiones buscando ser felices, pero no viven una vida integral por ello se alejan de la Iglesia porque nosotros los mayores no les hemos enseñado”, sentenció el padre.       
 
La misa fue realizada en las afueras de la Iglesia Matriz, ante la presencia de una multitud de creyentes. Asimismo, estuvieron presentes autoridades del Callao como el alcalde del Primer Puerto, Juan Sotomayor y el alcalde de Ventanilla, Omar Marcos Arteaga, quien fue el Padrino este año de la Hermandad de la Virgen del Carmen. 
 
Por otro lado, los miles de fieles de la Virgen se emocionaron al escuchar que la festividad por nuestra Señora fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación debido al fervor religioso que se profesa en el Callao de julio a octubre de cada año. Además, la Virgen recibió de manos del padrino, Omar Marcos, la distinción de la Llave de la Ciudad de Ventanilla.
 
Al finalizar la misa, la imagen recorrió las calles más emblemáticas del Callao, como la avenida Sáenz Peña y  Oscar Benavides (ex Colonial) recibiendo innumerables homenajes a su paso por cada casa, puestos de trabajo o empresas hasta llegar a su Santuario en su querido distrito de Carmen de la Legua Reynoso.
 
Esta tradicional festividad a nuestra Madre María representa una expresión cultural y de gran manifestación religiosa que une al pueblo del Callao.

 

NOTICIAS DIOCESANAS

SACERDOTES DEL CALLAO REGRESARON LUEGO DE HISTÓRICA PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTAImprimir
Luego de tres semanas de vivir una experiencia única, los sacerdotes chalacos junto con su obispo, Monseñor José Luis del Palacio regresaron a la diócesis después de haber participado en una peregrinación a Tierra Santa. 
En esta entrevista, el Padre Jorge Escorcia, Vicario Episcopal compartió su experiencia de esas semanas vividas, en la que junto a Monseñor José Luis y casi la mitad del clero conocieron la tierra de Jesús y de los primeros cristianos. 
Esta es la primera vez en la historia de la Iglesia del Callao, que un grupo importante del clero realiza una peregrinación hacia esas latitudes  junto con su obispo, en el marco del Año de la Fe.
¿Cómo nace esta iniciativa de que el Clero del Callao viaje en peregrinación a Tierra Santa?
Ha sido una iniciativa plasmada por el Obispo del Callao, Mons. José Luis del Palacio, ya que con la apertura del año de la fe, el Papa invitaba hacer una renovación del bautismo y visitar los lugares sagrados.
Veíamos en principio como imposible realizar esta peregrinación, por la salud propia de las edades de presbíteros muy mayores, a eso sumado las dificultades económicas de mucho de nosotros. Sin embargo, la animación permanente de Monseñor José Luis a querer disfrutar de la presencia del quinto evangelio, que es el lugar donde Jesús ha podido actuar, nos llevó a poder decidir participar de esta peregrinación, que ha sido casi como un retiro espiritual.
Hemos tenido catequesis, celebraciones, liturgia en abundancia y hemos podido disfrutar plenamente de los lugares donde los primeros cristianos desarrollaron la experiencia de la fe.
¿Cuál fue el itinerario de esta peregrinación. 
Fueron tres semanas, partimos el 23 de septiembre y regresamos el 11 de octubre. Ha sido un itinerario organizado por Monseñor José Luis y por el Padre Julio Murillo, Rector del Seminario “Corazón de Cristo”, a quién se le encargó la organización del recorrido.
Llegamos primero a Madrid, luego en la noche celebramos la eucaristía de acción de gracias en la Parroquia de la Virgen de la Paloma, una parroquia muy querida por los madrileños y ahí fuimos recibidos con un gran ágape. El cual comenzó a integrarnos a nosotros los presbíteros de la diócesis.  Al día siguiente fuimos a visitar la ciudad de Ávila, lugar histórico donde San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús han podido hincar una reforma de la iglesia y en donde hemos podido ver toda una historia impregnada en las murallas…una ciudad hermosísima, de tantos kilómetros de construcciones en piedra y que se conservan en la mejor forma, indicándonos que realmente que la fe no pasará.  Luego en la noche hemos tenido la eucaristía en la catedral primada de Madrid, con el Cardenal Cañizares, que nos dio la acogida, contento de ver como la mitad del clero del Callao se había desplazado a esta peregrinación, animándonos a vivir plenamente este acontecimiento.
Luego hemos partido a Galilea, ahí hemos conocido diversos lugares en los cuales hemos recibido catequesis.  Un gesto importante, fue cuando Monseñor José Luis nos hizo la renovación de nuestro compromiso sacerdotal de cara al proceso de la Nueva Evangelización en nuestra diócesis. 
Continuando con nuestra peregrinación, nos trasladamos a Belén, ahí estuvimos cinco días y de ahí nos desplazamos a Jerusalén. Donde también hemos tenido una experiencia maravillosa de la natividad de Jesús, la visita del campo de los pastores…todo lo que se nos habla a nosotros desde la escritura es una verdad, están ahí los signos, los lugares que todavía nos  muestran con veracidad lo que aconteció para salvación para la humanidad.
Sin duda, lo más impactante fue celebrar la eucaristía en la tumba de Jesús, ahí donde se nos da la veracidad que Cristo no está muerto. Para mí ha sido una experiencia que me ha marcado muchísimo. Hemos venido muy contentos y entusiasmados, llenos de este espíritu que inundó a los apóstoles y a los primeros cristianos a anunciar el evangelio.
Finalmente, nuestro itinerario culminó en Roma, donde tuvimos la hermosa experiencia de estar cerca al Papa Francisco en una de sus audiencias generales que realiza en la Plaza de San Pedro. Visitamos las principales iglesias, catedrales, las catacumbas de san Calixto, entre otros importantísimos lugares. 
¿Cómo percibió las diversas sensaciones de los presbíteros del Callao en esta histórica visita?
Como dice el Salmo, al ir llevando la semilla vamos llorando y al volver trayendo las gavillas venimos cantando…nos fuimos con una preocupación al dejar la parroquia, la pastoral, de las dudas que podíamos tener de estar ahí…estando allá, se nos olvidó todo. Hemos visto la solidaridad y fraternidad de los sacerdotes jóvenes acompañando a los sacerdotes mayores, ayudándolos a subir al bus, al caminar, de ir al paso de los que están más delicados de salud. Todo esto ha sido una bonita experiencia que ha roto la parte humana que nos ha hecho vivir el sentido de la fe…somos miembros de un solo cuerpo y de una sola iglesia.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Jornada Mundial de las Misiones 2013. Mensaje del Papa Francisco


Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra el domingo 20 de octubre, coincidiendo con la Fiesta Diocesana de Melo.

Queridos hermanos y hermanas:

Este año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el Año de la fe, ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, querría plantear algunas reflexiones.

1. La fe es un don precioso de Dios, el cual abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar, Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos participes de su misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más buena, más bella. ¡Dios nos ama! Pero la fe, necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. ¡Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo de la salvación! Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia.

«El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial» (Benedicto XVI, Exhort. ap. Verbum Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios sin descanso, saliendo del propio ambiente para llevarla también a los “suburbios”, especialmente a aquellos que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida.

2. El Año de la fe, a cincuenta años de distancia del inicio del Concilio Vaticano II, es un estímulo para que toda la Iglesia reciba una conciencia renovada de su presencia en el mundo contemporáneo, de su misión entre los pueblos y las naciones.

La misionariedad no es sólo una cuestión de territorios geográficos, sino de pueblos, de culturas e individuos independientes, precisamente porque los “límites” de la fe no sólo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer. El Concilio Vaticano II destacó de manera especial como la tarea misionera, la tarea de ampliar los límites de la fe es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas: «Viviendo el Pueblo de Dios en comunidades, sobre todo diocesanas y parroquiales, en las que de algún modo se hace visible, a ellas pertenece también dar testimonio de Cristo delante de las gentes» (Decr. Ad gentes, 37). Por tanto, se pide y se invita a toda comunidad a hacer propio el mandato confiado por Jesús a los Apóstoles de ser sus «testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8), no como un aspecto secundario de la vida cristiana, sino como un aspecto esencial: todos somos enviados por los senderos del mundo para caminar con nuestros hermanos, profesando y dando testimonio de nuestra fe en Cristo y convirtiéndonos en anunciadores de su Evangelio. Invito a los Obispos, a los Sacerdotes, a los Consejos presbiterales y pastorales, a cada persona y grupo responsable en la Iglesia a dar relieve a la dimensión misionera en los programas pastorales y formativos, sintiendo que el propio compromiso apostólico no está completo si no contiene el propósito de “dar testimonio de Cristo ante las naciones”, ante todos los pueblos. La misionariedad no es sólo una dimensión programática en la vida cristiana, sino también una dimensión paradigmática que afecta a todos los aspectos de la vida cristiana.

3. A menudo, la obra de evangelización encuentra obstáculos no sólo fuera, sino dentro de la comunidad eclesial. A veces el fervor, la alegría, el coraje, la esperanza en anunciar a todos el mensaje de Cristo y ayudar a la gente de nuestro tiempo a encontrarlo son débiles; en ocasiones todavía se piensa que llevar la verdad del Evangelio es violentar la libertad. Pablo VI usa palabras iluminadoras al respecto: «Sería... un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer... es un homenaje a esta libertad» (Exhort, Ap. Evangelii nuntiandi, 80). Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio, Jesús ha venido entre nosotros para mostrarnos el camino de la salvación, y nos ha confiado la misión de darlo a conocer a todos, hasta los confines de la tierra. Con frecuencia vemos que son la violencia, la mentira, el error las cosas que destacan y se proponen. Es urgente hacer que resplandezca en nuestro tiempo la vida buena del Evangelio con el anuncio y el testimonio, y esto desde el interior mismo de la Iglesia. Porque, en esta perspectiva, es importante no olvidar un principio fundamental de todo evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia. Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es siempre eclesial. Pablo VI escribía que «Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia», Este no actúa «por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre» (Exhort, ap. Evangelii nuntiandi, 60).Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador que nunca está solo, que forma parte de un solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo.

4. En nuestra época, la movilidad general y la facilidad de comunicación a través de los nuevos medios de comunicación han mezclado entre sí los pueblos, el conocimiento, las experiencias. Por motivos de trabajo familias enteras se trasladan de un continente a otro; los intercambios profesionales y culturales, así como el turismo y otros fenómenos análogos empujan a un gran movimiento de personas. A veces es difícil, incluso para las comunidades parroquiales, conocer de forma segura y profunda a quienes están de paso o a quienes viven de forma permanente en el territorio. Además, en áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o animados por otras creencias. Por tanto, no es raro que algunos bautizados escojan estilos de vida que les alejan de la fe, convirtiéndolos en necesitados de una “nueva evangelización”.A esto se suma el hecho de que a una gran parte de la humanidad todavía no le ha llegado la buena noticia de Jesucristo. Y que vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la vida, no sólo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la animan. La convivencia humana está marcada por tensiones y conflictos que causan inseguridad y fatiga para encontrar el camino hacia una paz estable. En esta situación tan compleja, donde el horizonte del presente y del futuro parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más urgente el llevar con valentía a todas las realidades, el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, reconciliación, comunión, anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación, anuncio de que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien.

El hombre de nuestro tiempo necesita una luz fuerte que ilumine su camino y que sólo el encuentro con Cristo puede darle. ¡Traigamos a este mundo, a través de nuestro testimonio, con amor, la esperanza donada por la fe! La naturaleza misionera de la Iglesia no es proselitista, sino testimonio de vida que ilumina el camino, que trae esperanza y amor.

La Iglesia -lo repito una vez más- no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado. Es el Espíritu Santo quién guía a la Iglesia en este camino.

5. Quisiera animar a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo y estoy agradecido especialmente a los misioneros y misioneras, a los presbíteros fidei donum, a los religiosos y religiosas y a los fieles laicos -cada vez más numerosos- que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio en tierras y culturas diferentes de las suyas. Pero también me gustaría subrayar que las mismas iglesias jóvenes están trabajando generosamente en el envío de misioneros a las iglesias que se encuentran en dificultad -no es raro que se trate de Iglesias de antigua cristiandad- llevando la frescura y el entusiasmo con que estas viven la fe que renueva la vida y dona esperanza. Vivir en este aliento universal, respondiendo al mandato de Jesús «Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones» (Mt. 28, 19) es una riqueza para cada una de las iglesias particulares, para cada comunidad, y donar misioneros y misioneras nunca es una pérdida sino una ganancia. Hago un llamamiento a todos aquellos que sienten la llamada a responder con generosidad a la voz del Espíritu Santo, según su estado de vida, y a no tener miedo de ser generosos con el Señor. Invito también a los obispos, las familias religiosas, las comunidades y todas las agregaciones cristianas a sostener, con visión de futuro y discernimiento atento, la llamada misionera ad gentes y a ayudar a las iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos para fortalecer la comunidad cristiana. Y esta atención debe estar también presente entre las iglesias que forman parte de una misma Conferencia Episcopal o de una Región: es importante que las iglesias más ricas en vocaciones ayuden con generosidad a las que sufren de escasez. Al mismo tiempo exhorto a los misioneros y a las misioneras, especialmente los sacerdotes fidei donum y a los laicos, a vivir con alegría su precioso servicio en las iglesias a las que son destinados, y a llevar su alegría y su experiencia a las iglesias de las que proceden, recordando cómo Pablo y Bernabé, al final de su primer viaje misionero «contaron todo lo que Dios había hecho a través de ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles» (Hechos 14:27). Ellos pueden llegar a ser un camino hacia una especie de “restitución” de la fe, llevando la frescura de las Iglesias jóvenes, de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran el entusiasmo y la alegría de compartir la fe en un intercambio que enriquece mutuamente en el camino de seguimiento del Señor.

La solicitud por todas las Iglesias, que el Obispo de Roma comparte con sus hermanos en el episcopado, encuentra una actuación importante en el compromiso de las Obras Misionales Pontificias, que tienen como propósito animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de una formación misionera más profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo.

Por último, dirijo un pensamiento a los cristianos que, en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad. Ellos son nuestros hermanos y hermanas, testigos valientes - aún más numerosos que los mártires de los primeros siglos - que soportan con perseverancia apostólica las diversas formas de persecución actuales. Muchos también arriesgan su vida para permanecer fieles al Evangelio de Cristo. Deseo asegurarles que me siento cercano en la oración a las personas, a las familias y a las comunidades que sufren violencia e intolerancia y les repito las palabras consoladoras de Jesús: «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

Benedicto XVI exhortaba: «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero» (Carta Ap. Porta fidei, 15). Este es mi deseo para la JOrnada Mundial de las Misiones de este año. Bendigo de corazón a los misioneros y misioneras y a todos los que acompañan y apoyan este compromiso fundamental de la Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda resonar en todos los rincones de la tierra, y nosotros, ministros del Evangelio y misioneros, experimentaremos “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI, Exhort. Ap. Evangelii nuntiandi, 80).

Vaticano, 19 de mayo de 2013, Solemnidad de Pentecostés

viernes, 27 de septiembre de 2013

NOTICIAS DE LA SANTA SEDE

"LA IGLESIA NO ESTÁ FORMADA SÓLO POR LOS CURAS, LA IGLESIA SOMOS TODOS", DICE EL PAPA

El Papa Francisco retomó esta mañana sus catequesis sobre la Iglesia en este Año de la Fe y, ante unas cincuenta mil personas presentes en la Plaza de San Pedro, explicó que la Iglesia es madre y que todos somos parte de ella, no solo los obispos "y los curas".

"A veces oigo decir. ‘Yo creo en Dios pero no en la Iglesia...porque he oído que la Iglesia dice... que los curas dicen’. Pero una cosa son los curas y otra es que la Iglesia no está formada solo por los curas, la Iglesia somos todos. Y si vos decís que creés en Dios pero no en la Iglesia, estás diciendo que no crees en ti mismo. Y eso es una contradicción".

El Papa Francisco dijo que "la Iglesia somos todos: desde el niño recién bautizado hasta los obispos y el Papa: todos somos Iglesia y todos somos iguales a los ojos de Dios. Todos estamos llamados a colaborar en el nacimiento a la fe de nuevos cristianos, todos estamos llamados a ser educadores en la fe, a anunciar el Evangelio. Todos participamos de la maternidad de la Iglesia, todos somos Iglesia, para que la luz de Cristo llegue a los extremos confines de la tierra. ¡Viva la Santa Madre Iglesia!".
El Santo Padre reflexionó en torno a la maternidad de la Iglesia, recordando que "entre las imágenes que el Concilio Vaticano II ha elegido para hacernos comprender mejor la naturaleza de la Iglesia está la de la ‘madre’: La Iglesia es nuestra madre en la fe y en la vida sobrenatural".

"Para mí es la imagen más bella de la Iglesia: la Iglesia es madre. ¿De qué forma y de qué manera la Iglesia es madre? Vamos a partir de la realidad humana de la maternidad".
"En primer lugar una madre genera a la vida, lleva en su seno durante nueve meses a su hijo y luego lo abre a la vida, generándolo. Así es la Iglesia, nos engendra en la fe, a través de la obra del Espíritu Santo que la hace fecunda, como la Virgen María".
Ciertamente, prosiguió el Santo Padre, "la fe es un acto personal, pero la fe la recibimos de los demás, en una familia, en una comunidad que me enseña a decir ‘yo creo’, ‘creemos’. ¡Un cristiano no es una isla! No nos hacemos cristianos en un laboratorio, no nos convertimos en cristianos solos, y gracias a nuestras propias fuerzas, sino que la fe es un regalo, un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por la Iglesia".

"Y la Iglesia nos da la vida de la fe en el bautismo: es el momento en el que nos hace nacer como hijos de Dios, cuando Dios nos da la vida, nos genera como una madre. Esto nos hace entender algo muy importante: nuestro formar parte de la Iglesia no es un hecho exterior y formal, no es llenar un formulario; es un acto interior y vital; no se pertenece a la Iglesia como a una sociedad, a un partido o a cualquier otra organización. El vínculo es vital, como el que se tiene con la propia madre porque la Iglesia es realmente la madre de los cristianos".

El Papa resaltó que "una madre no se limita a dar la vida, sino que con gran atención ayuda a sus hijos a crecer, los amamanta, los alimenta, les enseña el camino de la vida, los acompaña. Y también sabe corregir, perdonar, entender, sabe estar cerca en la enfermedad y en el dolor. En pocas palabras, una buena madre ayuda a sus hijos a salir de sí mismos, a no quedarse cómodamente bajo sus alas".

"La Iglesia, como una buena madre, hace lo mismo: acompaña nuestro crecimiento transmitiendo la Palabra de Dios, que es una luz que nos muestra el camino de la vida cristiana; administrando los sacramentos. Nos alimenta con la Eucaristía, nos trae el perdón de Dios a través del sacramento de la Penitencia, nos sostiene en tiempos de enfermedad con la Unción de los Enfermos. La Iglesia nos acompaña a lo largo de nuestra vida de fe, a través de nuestra vida cristiana".

Francisco señaló que en los primeros siglos de la Iglesia había una realidad muy clara: "la Iglesia, mientras es la madre de los cristianos, mientras ‘hace’ cristianos está ‘hecha’ por ellos. La Iglesia no es algo diferente de nosotros mismos, sino que debe ser vista como la totalidad de los creyentes, como el "nosotros" de los cristianos: yo, tú, nosotros somos parte de la Iglesia".

EL PAPA FRANCISCO ADVIERTE SOBRE FALSA RELIGIOSIDAD
En su homilía del 7 de septiembre en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reflexionó sobre la pregunta del auténtico cristianismo, y rechazó la práctica de enfocarse más en devociones que en Cristo mismo.
Jesús es "el centro" de la fe, dijo el Papa. "Un mandamiento es válido si viene de Jesús: Hago esto porque el Señor quiere que lo haga. Pero si soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé por qué tengo que hacerlo", dijo.
 
Como los fariseos, advirtió, hay algunas personas que "hacen de tantos mandamientos el centro de su religiosidad".
 
Otros que tienen un falso sentido de religiosidad "solo buscan devociones" o "cosas que son poco comunes, un poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas", indicó.
"Si tus devociones te llevan a Jesús, eso está bien. Pero si te quedas ahí, algo no funciona", explicó.
 
"Si Jesús no está en el centro, habrá muchas otras cosas" para que la gente se convierta en "cristianos sin Cristo".
 
El Santo Padre también recordó que Jesús es el centro de la fe, "nos regenera y nos funda".
A continuación, Francisco explicó la señal de un verdadero "cristiano con Cristo".
 
"La regla es simple: solo lo que te lleva a Jesús es válido, y solo es válido lo que viene de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice".
 
Los cristianos pueden evitar la falsa religiosidad adorando a Jesús como "el Señor, el único Señor".
 
"Si no eres capaz de adorar a Jesús, te estás perdiendo algo", advirtió.
La señal de un verdadero "cristiano con Cristo" es la que "viene de Jesús" y que lleva a Jesús.
 
Tal adoración da fruto verdadero en la vida de un cristiano, dijo el Papa.
 
El Santo Padre dijo además que Jesús también da "la gracia de amarlo mucho, de seguirlo, de ir por el camino que Él nos ha mostrado".
 
Un "cristiano con Cristo" tiene el coraje de proclamar a Jesús como el Señor.
 
El Papa Francisco exhortó a los católicos a no enfocarse en una falsa piedad, sino a evangelizar.
"¡Toma el Evangelio!", dijo el Papa.