domingo, 31 de enero de 2010

IGLESIA UNIVERSAL

HAITÍ


Ayudar es tarea
de todos los católicos



PUERTO PRÍNCIPE.- En entrevista concedida a ACI Prensa (Agencia Católica de Noticias), el Nuncio en la República Dominicana, Arzobispo Josef Wesolowski, resaltó que la ayuda que debe brindarse a los afectados por el terremoto en Haití es también una tarea para “todos los católicos del mundo”.
Puso de relieve que la situación actual debe hacer que también todos los cristianos, juntos, sin importar su confesión, contribuyan a la recuperación de Haití.
El Nuncio Apostólico dijo, además, que “es necesario rezar por todas las víctimas y los fallecidos, así como expresar las condolencias a quienes han seriamente sido afectados”. Asimismo, advirtió, “la oración es esencial, pero no es suficiente: “Hace falta la ayuda concreta. (…) Nos estamos preparando para ayudar a largo plazo, para ayudar a reconstruir la Iglesia, los Seminarios y lo que se ha perdido en Haití. Estoy seguro de que con la ayuda de todos los católicos podemos hacer eso y más”, concluyó (ACI).






ITALIA


Judíos y católicos ofrecen respuesta común a crisis ecológica


CIUDAD DEL VATICANO.- Judíos y católicos tienen una respuesta común a la crisis ecológica que vive el planeta, y la exponen en el comunicado publicado al final de la Reunión de la Primera Comisión Bilateral de la Santa Sede y del Gran Rabinado de Israel, celebrada en Roma, del 17 al 20 de enero.
“Hoy, la Humanidad afronta una crisis ambiental única, que es esencialmente consecuencia de un desordenado abuso material y tecnológico”, explica el documento.
“Si bien esta crisis tiene que ser gestionada obviamente con los instrumentos tecnológicos y la autolimitación, la humildad y la disciplina”, los participantes subrayaron la necesidad, esencial para la Sociedad, de reconocer la dimensión trascendente de la Creación.
“No todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable -advierten-. Esta conciencia garantiza que todo aspecto del progreso humano promueve el bienestar de las generaciones futuras y santifica el Nombre Divino, y del mismo modo, su ausencia lleva a consecuencias destructivas para la Humanidad y para el ambiente, y profana el Nombre Divino.
“La Tradición bíblica, que confiere una dignidad única a la persona humana, no debe ser entendida como dominio, sino como respeto y solidaridad. Esto exige un sentido de ‘ecología humana’, en el que nuestra responsabilidad por el ecosistema esté ligada y refleje nuestros deberes recíprocos y, en particular, una generosidad especial con los pobres, las mujeres, los niños los extranjeros, los enfermos, los débiles, los necesitados” (ZENIT).

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