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sábado, 25 de septiembre de 2010

El Padre Pío y el Sacramento de la Confesión

Sabado 25 de septiembre de 2010

La Confesión era el principal trabajo diario del Padre Pío. Él hacía este trabajo mirando dentro de los penitentes. Por ello, no era posible mentirle al Padre Pío durante una confesión. El veía dentro del corazón de los hombres. A menudo, cuando los pecadores eran tímidos, el Padre Pío enumeraba sus pecados durante la confesión. El Padre Pío invitaba a todos los fieles a confesarse al menos una vez por semana. Él decía: "Aunque una habitación quede cerrada, es necesario quitarle el polvo después de una semana." En el sacramento de la confesión, el Padre Pío era muy exigente. Él no soportaba a los que iban a él sólo por curiosidad. Un fraile contó: Un día el Padre Pío no dio la absolución a un penitente y luego le dijo : "Si tú vas a confesarte con otro sacerdote, tú te vas al infierno junto con el otro que te de la absolución". El entendía que el Sacramento de la Confesión era profanado por los hombres que no querían cambiar de vida. Ellos se hallan culpables frente Dios.Un señor fue a confesarse con el Padre Pío, a San Giovanni Redondo, entre 1954 y 1955. Cuando acabó la acusación de los pecados, el Padre Pío le preguntó : "¿Tienes otro"? y él contestó: "no padre". El Padre repitió la pregunta: "¿tienes otro"?, "no, padre". Por tercera vez el Padre Pío le preguntó: "¿tienes otro"?. A la tercera respuesta negativa se acaloró el huracán. Con la voz del Espíritu Santo el Padre Pío gritó: "¡Calle! Calle! Porque tú no estás arrepentido de tus pecados! ". El hombre quedó petrificado por la vergüenza que pasó frente a mucha gente. Luego trató de decir algo. Pero el Padre Pío le dijo: "Estás callado, cotilla, tú has hablado bastante; ahora yo quiero hablar: ¿Es verdadero que frecuentas las salas de fiestas"? - Usted, padre" - "¿Sabes tú que el baile es una invitación al pecado"? El hombre se fue asombrado y no supo qué cosa decir ya que tenía el carné de socio de una sala de fiestas en su billetera. El hombre prometió no cometer otros pecados y después de mucho tiempo tuvo la absolución.Las mentiras Un día, un señor le dijo al Padre Pío: "Padre, yo digo mentiras cuándo estoy con mis amigos. Lo hago para mantenerlos alegres ". Y el Padre Pío contestó: "Eh, ¿quieres tú ir al infierno bromeando?! “La murmuración Cuando uno habla mal de un amigo suyo se está destruyendo su reputación y el honor del hermano que tiene en cambio derecho a gozar de consideración. Un día el Padre Pío dijo a un penitente: "Cuando tú murmuras de una persona quiere decir que tú no quieres a aquella persona, tú has sacado a la persona de tu corazón. Pero sabes que, cuando sacas a un hombre de tu corazón, también Jesús se va fuera de tu corazón junto con aquel hombre."Una vez, el Padre Pío fue invitado a bendecir una casa. Pero cuando llegó a la entrada de la cocina él dijo: "Aquí hay serpientes, yo no entro". Y luego le dijo a un sacerdote que a menudo frecuentaba aquella casa para comer: “no vayas a esa casa porque ellos dicen cosas feas de sus hermanos”.La blasfemia Un hombre era originario de la Región de las Marcas. Él partió de su país, con un amigo suyo, en un camión. Transpotaban muebles cerca de San Giovanni Redondo. Mientras hicieron la última subida, antes de llegar al destino, el camión se rompió y se paró. Intentaron hacer arrancar el motor pero no tuvieron éxito. El chófer perdió la calma y lleno de cólera blasfemó. Al día siguiente, los dos hombres fueron a San Giovanni Redondo donde vivía la hermana de uno de los dos hombres. Con la ayuda de su hermana lograron ir al Padre Pío para confesarse. Entró el primer hombre pero el Padre Pío lo cazó afuera. Luego le llegó el turno al chófer que empezó el coloquio y le dijo al Padre Pío: “Me he irritado". Pero el Padre Pío gritó: "¡Desdichado! has blasfemado a nuestra Mamá! ¿Qué te ha hecho la Virgen"?. Y lo mandó fuera.El demonio está mucho cerca de los que blasfemanEn un hotel de San Giovanni Redondo no era posible descansar ni de día ni de noche porque estaba una niña endemoniada que chillaba de modo que daba susto. La mamá de la niña la llevaba cada día a la Iglesia. Ahí esperó a que el Padre Pío liberara a la niña del espíritu del mal. También en la iglesia la niña gritó muchísimo. Una mañana, el Padre Pío tras haber confesado a algunas mujeres se encontró frente a él a la niña que gritaba espantosamente. La niña fue retenida con dificultad por dos o tres hombres. El Padre Pío, ya aburrido de todo aquel trasiego, dio un golpe con su pie a la niña y luego golpeó la cabeza de la niña y dijo: "Ahora" basta! La pequeña cayó a la tierra. El Padre Pío le pidió a un médico que estuvo presente, que llevara a la niña a San Michele, al santuario del Monte San Ángel. Cuando el grupo llegó al destino, entraron a la gruta donde había aparecido San Michele. La niña se reanimó, pero nadie logró acercarla al altar dedicado al ángel. En el medio de la confusión, un fraile tomó la mano de la niña y tocó el altar. La niña cayó a tierra como si hubiera sido fulminada. Se levantó más tarde y como si nada hubiera sucedido le preguntó a su mamá: “¿podrías comprarme un helado"? Ante ésto, el grupo de personas volvió a San Giovanni Redondo para informar y agradecer al Padre Pío. Pero el Padre Pío le dijo a la mamá: "dile a tu marido que no blasfeme más, de otro modo el demonio vuelve."Faltar a la Eucaristía A los principios de los años '50, un joven médico fue a confesarse con el Padre Pío. Él dijo sus pecados y luego se quedó en silencio. El Padre Pío le preguntó al joven médico si tenía algún pecado que añadir pero el médico le respondió que no. Entonces el Padre Pío le dijo al médico: "recuerda que en los días festivos no se puede faltar tampoco a una sola Misa, porque ello es pecado mortal". En aquel momento el joven recordó haber "faltado" a una cita dominical con la Misa, un mes antes. La magia El Padre Pío prohibió cada forma de magia, de espiritismo y de prácticas de lo oculto. Una señora cuenta: "Yo me confesé con el Padre Pío en el mes de noviembre del 1948. Entre las otras cosas que le dije al Padre es que en nuestra familia estábamos preocupados porque una tía leyó las cartas. El Padre con tono perentorio dijo: "Echáis fuera enseguida aquella cosa."El Divorcio En la familia unida y santa, el Padre Pío vio el lugar donde brota la fe. Él dijo: “el divorcio es el pasaporte por el infierno”. Una joven señora, cuando acabó la confesión de sus pecados, como penitencia el Padre Pío le indicó.”tienes que encerrarte en el silencio del ruego y salvarás tu matrimonio." La señora se sorprendió ya que su relación matrimonial no tenía problemas. Después de mucho tiempo, ella tuvo grandes problemas en su matrimonio pero al estar preparada y siguiendo el consejo del Padre Pío, superó aquel triste momento evitando la destrucción de la familia.El aborto Un día, el padre Romero le preguntó al Padre Pío: "Padre, esta mañana le ha negado la absolución a una señora por haberse hecho un aborto. ¿Por qué ha sido tan riguroso con aquella pobre desgraciada"?. El Padre Pío contestó: "El día en que los hombres, asustados por el estampido económico, de los daños físicos o de los sacrificios económicos, pierdan el horror del aborto, será un día terrible para la humanidad. Porque es justo aquel el día en que deberían demostrar tener horror por ello. El aborto no es solamente homicidio también es suicidio. ¿Y con los que vemos sobre el dobladillo cometer con un solo golpe uno y otro delito, queremos tener el ánimo de enseñar nuestra fe? ¿Queremos recobrarlos o no"? "¿Por qué suicidio"? preguntó el padre Romero . “Tú comprenderías este suicidio de la raza humana, si con el ojo de la razón, vieras ´la belleza y la alegría´ de la tierra poblada de viejos y despoblada de niños: quemada como un desierto. Entonces entenderías la doble gravedad del aborto: con el aborto siempre se mutila también la vida de los padres”.

(fuente: www.padrepio.catholicwebservices.com)

sábado, 11 de septiembre de 2010

Encuentros con la Palabra:

“(...) Hay más alegría en el cielo

por un pecador que se convierte (...)”

Por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
Domingo XXIV Ordinario – Ciclo C (Lucas 15, 1-32) –
12 de septiembre de 2010

Ya habían pasado las 9 de la noche cuando llegué a la casa cansado por el día de trabajo y de estudio que terminaba. Me llamó la atención oír ruido al acercarme al apartamento. Le pregunté al portero qué pasaba. Me contó que mi hermano menor había llegado y cómo mi papá y mi mamá habían organizado una fiesta para recibirlo. Habían invitado a algunos vecinos y familiares a comer. Quedé sorprendido porque ya habían pasado tres años desde el día en que mi hermano se había marchado sin dejar el menor rastro. Antes de desaparecer, había hecho sufrir mucho a mis papás, porque en su afán por conseguir con qué comprar la droga que lo tenía esclavizado, había ido desmantelando la casa de todo tipo de electrodomésticos y objetos de cierto valor. Lo último que hizo, antes de irse, fue robarse los pocos ahorros que mis papás habían logrado reunir a lo largo de toda la vida de sacrificios y esfuerzos.

Sentí mucha rabia al saber que se había organizado una fiesta para recibir a este zángano que no sabía sino gastar lo que otros trabajaban. Me negué a entrar. Mi papá y mi mamá salieron para tratar de convencerme de que me uniera a la fiesta. Confieso que mi reacción fue muy dura con ellos: “De ninguna manera pienso aprobar con mi presencia la alcahuetería de ustedes con este vago que no ha hecho otra cosa que hacerlos sufrir, primero con sus vicios y robos, y luego con una ausencia de tres años sin dar la menor señal de vida. ¿No se dan cuenta de lo que están haciendo? Le están diciendo que todo lo que hizo estuvo bien y que puede seguir con lo mismo siempre. En lugar de educarlo y hacerle ver su error, lo que están haciendo es premiarlo por lo que hizo. ¿Cuándo han organizado ustedes una fiesta para celebrar mis cumpleaños con mis amigos? Me he pasado la vida aquí al lado de ustedes sin desacatar la más mínima orden, estudiando y trabajando para ayudar a sostener los gastos de la casa, y nunca me lo han agradecido. En cambio, ahora, llega este muchachito y convierten esto en una fiesta”.

Los argumentos que me dieron no me convencieron. Decían de todas las formas que estaban contentos porque el hijo que se les había perdido había aparecido y que se alegraban por saber que estaba vivo el que ya daban por muerto. No lo podía creer. Era algo que desbordaba mi capacidad de comprensión. No entendía cómo podía ser posible que hubieran olvidado los muchos ratos amargos que habían tenido por su culpa, antes y después de su desaparición tres años atrás. Estoy seguro de que ustedes también comparten mis sentimientos y no tendrían agallas para celebrar la llegada de un hijo o un hermano que se hubiera portado así con la familia. No me cabe en la cabeza que haya alguien que no sienta lo mismo que yo. Después de todo, Dios no nos pide cosas que estén por encima de nuestras capacidades.

Las parábolas que nos presenta hoy la liturgia de la Palabra, son la manera como Jesús quiso revolucionar radicalmente la imagen de Dios que tenían sus contemporáneos. En lugar de un Dios justiciero y castigador, Jesús nos presenta un Dios que se alegra más por la conversión de un solo pecador, que por noventa y nueve justos que no necesitan cambiar nada de su vida. ¿Nuestra imagen de Dios se parece más al del hijo mayor que no es capaz de perdonar, o al padre que se alegra por encontrar al que estaba perdido?

* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá

LAS SECTAS Y SU IDEOLOGIA

martes 18 de mayo de 2010

LA IGLESIA UNIVERSAL DEL REINO DE DIOS


Nombre: Se llaman a sí mismos, la "Iglesia Universal del Reino de Dios", la “Oración Fuerte al Espíritu Santo” o "La Comunidad del Espíritu Santo".

Fundador: La secta fue fundada el 27 de julio de 1977 por Edir Macedo Bezerra (1945)

Sede mundial: Río de Janeiro, Brasil. Desde 1986, Edir Macedo Bezerra dirige la iglesia desde Brooklynn, N.Y.

Estadísticas: Afirman ser 3 millones alrededor del mundo. En 1995 tenía a nivel mundial 37 líderes mayores (obispos). Existen un poco más de 9.000 “pastores” en 56 países. Es uno de los grupos con mayor crecimiento en Sudamérica.

Características:
Se reúnen en antiguos teatros, cines y bodegas, rentados o comprados. Sus líderes se autonombran “pastores” y “obispos”. Se caracterizan por hacer una propaganda engañosa diciendo que en tal o cual reunión próxima estará presente “EL OBISPO PRIMADO DE ......”, o “EL ARZOBISPO DE .....” o “EL OBISPO DE .....”.

Historia: Antes de fundar su secta, Macedo trabajó como cajero para la Lotería Nacional. Se inició como líder sectario cuando 4 miembros de la iglesia evangélica NOVA VIDA, entre los que estaba su cuñado, insatisfechos con las cosas, fundaron una nueva rama, que denominaron “Iglesia de la Gracia” en la que Edir Macedo fue contratado como tesorero.

Posteriromente tuvieron un altercado por asuntos de dinero, ya que Macedo exigía el 50% de las ganancias de la secta. Su cuñado no aceptó y Edir Macedo abandonó la "Iglesia de la Gracia". Fundando dos nuevas sectas: La Cruzada del Camino Eterno y la Iglesia Universal del Reino de Dios.

Macedo fue encarcelado 11 días en 1992 por fraude y charlatanería. En enero de 1996 el gobierno brasileño comenzó investigaciones por la manera de recaudar fondos, fraude en cambio internacional de dinero, evadir el pago de impuestos y vínculos con narcotraficantes.

Actualmente hay investigaciones gubernamentales en su contra en ocho países. Algunos pastores han sido expulsados de diversos países por desobedecer las leyes de migración.

Doctrinas y prácticas

1) "La pobreza es del diablo". Macedo promueve el “Evangelio de la prosperidad”, diiendo: “Yo no sigo a un Dios pobre. Si su Dios es pobre, es porque sus pensamientos son pobres […] La pobreza es del diablo; no de Dios" (Universal News #7, p. 2).

Mario Justino, un ex-pastor, quien escribió un libro sobre el grupo (“In the Corridors of the Kingdom”) alega que muchos de los ministros son charlatanes y viven con lujo con el 2 a 10% de las colectas semanales.

Esta secta pide a sus feligreses muchísimo dinero con la promesa que van a ser bendecidos por Dios en esta vida y ser salvados de las llamas del infierno en la otra (Time, 11 marzo de 1996, p. 13).

Según las enseñanzas de la Oración Fuerte las personas pueden tener dos clases de fe: fe natural o fe sobrenatural.

Para ellos la fe natural consiste en la confianza en Dios solamente, pero que duda de que Dios puede hacer milagros económicos. La fe sobrenatural es la que confía en que Dios puede multiplicar el dinero y las posesiones materiales, y afirman que ésta es la fe que agrada a Dios.

2) "El diablo está presente en todos los males." Macedo afirma que todos los males de cualquier especie son de origen demoníaco.

Los pastores tienen el don de sacar el demonio de aquellos que están incapacitados para creer y actúa independientemente de la fe del enfermo. La liberación completa sólo se consigue con la participación en la vida de su iglesia.

Solamente en las reuniones se reciben las principales bendiciones.

3) Usan objetos como “sacramentales”. La "Iglesia Universal del Reino de Dios" constantemente ofrece objetos para recibir milagros: La “rosa bendecida”, el “aceite bendecido” con el que se pueden ungir fotografías de familiares enfermos. "pan bendito" para asegurar la prosperidad del cuerpo, del espíritu y de lo económico.

Sus productos son anunciados en grandes propagandas en periódicos como: “!Asista y coma el pan bendecido para curar las enfermedades!" (La Prensa, 28- feb-95). En los cultos se afirma que "las cosas" bendecidas en las reuniones, al ser llevadas a casa, transportan la presencia de Dios para bendecir lo que sea.

Al final de los programas de radio (o televisión) en Brasil, pedían a la gente que pusiera un vaso de agua o piezas de ropa cerca de la radio para que fueran bendecidos, una vez hecho esto, los objetos tendrían "poderes curativos".

4) El culto. El culto se inicia con una pequeña explicación de algún versículo de la Biblia. Después hacen un llamamiento a depositar sobre la Biblia, en sobres cantidades altas de dinero, con la promesa de que Dios lo multiplicará. El llamamiento comienza especificando cantidades altas que deben ser ofrendadas. Terminan con una sesión de exorcismo masivo en la que los pastores imponen las manos a la gente para expulsar a los demonios.

En días especiales se reúnen para vender los objetos bendecidos o para recibir alguna bendición u oración especial de los pastores y de los “obispos”. Por ejemplo la “Oración de los 70” (donde 70 pastores oran para expulsar a los demonios). Las reuniones donde se hace presente el obispo y otras reuniones especiales para recibir prosperidad, curación o anular alguna brujería.

Los líderes siempre preguntan a los asistentes sobre los problemas que los orillaron a acudir a las sesiones. A diferencia de los pentecostales que dan importancia a la alabanza y a la música, aquí se asiste solamente para recibir y comprar los objetos sagrados.

Evangelizando: ¿Por qué algunos que asisten a estas sesiones efectivamente sanan?.

Primero hay que saber si la sanidad tiene siempre su origen en Dios. Ha habido durante toda la historia personas y lugares que han sanado a los enfermos. A veces es el proceso natural del cuerpo de sanarse con el tiempo. Otras veces cuando la enfermedad es psicosomática, el ambiente, la amistad, la fe y otros factores psicológicos hacen que desaparezcan los síntomas.

A veces es Dios el que sana por la fe de la persona, y no como prueba de la veracidad de la religión. La Biblia dice que Dios hace salir su sol sobre los buenos y los malos y hace llover sobre justos e injustos (Mt 5,45).

Pero no por eso vamos a decir que los malos tienen razón en su manera de actuar. Es el misterio de la gran generosidad de Dios con nosotros. Por eso no se tiene que salir de la única Iglesia fundada por Jesucristo para sanarse.

Escrito por Daniel Gagnon y Carlos Alberto Jardón
(fuente: http://www.redimir.org/)

viernes, 3 de septiembre de 2010

TEMA FORMATIVO - Parte 1

Cómo ser pan partido para la vida de muchos: La Eucaristía en la comunidad religiosa.

La Eucaristía, hace comprender plenamente el sentido de la misión, anima a cada creyente, y especialmente a los misioneros, religiosos y religiosas, a ser pan partido para la vida del mundo.

¿De que manera podemos ser pan partido para la vida del mundo?

El Papa Juan Pablo II “Misión, pan partido para el mundo” en su discurso del día mundial de las misiones, durante el año de la Eucaristía lo plasma de la siguiente manera, girando todo en torno al ikono del pan partido.

Primer ikono: Cristo pan partido

Juan Pablo II, subraya la centralidad de la Eucaristía para la humanidad de hoy. Es la respuesta que los hombres y las mujeres de hoy necesitamos.

Escribe: «En nuestra época la sociedad humana parece que está envuelta por espesas tinieblas, mientras es turbada por acontecimientos dramáticos y trastornada por catastróficos desastres naturales. Pero, como durante “la noche en que fue entregado” (1 Cor 11,23), también hoy Jesús “parte el pan” (Mt 26,26) para nosotros y en las celebraciones eucarísticas se ofrece a sí mismo bajo el signo sacramental de su amor por todos».

Signo de esperanza

La Eucaristía es, entonces, la presencia transformadora de Jesús que acompaña a sus hermanos y, por ellos, a toda la humanidad en la construcción de un mundo nuevo.

Juan Pablo II escribe: «La Eucaristía no sólo es expresión de comunión en la vida de la Iglesia; es también proyecto de solidaridad para toda la humanidad”; es pan del cielo que, dando la vida eterna, abre el corazón de los hombres a una gran esperanza».

La Eucaristía no sólo hace a la Iglesia, sino que hace a la humanidad. La multiplicación de los panes es tan sólo un signo de lo que es Jesús para la vida del mundo. En la Eucaristía Él «continúa a lo largo de los siglos manifestando compasión hacia la humanidad que se encuentra en la pobreza y en el sufrimiento». La Eucaristía tiene una fuerza que va más allá de la Iglesia.

Valor de las mediaciones

Jesús es el gran mediador. Pero el Papa Juan Pablo II se refiere a una mediación más inmediata, cercana, familiar: los agentes de pastoral, los misioneros, religiosos y religiosas. Por ellos el pan de vida está puesto en la mesa de la humanidad, listo para ser partido y consumado.

Unidos a Cristo que es el centro de la Iglesia y de la humanidad, es posible satisfacer los anhelos más íntimos del corazón humano. Sólo Jesús puede apagar el hambre de amor y la sed de justicia de los hombres y mujeres de nuestros días. Pues sólo Él tiene palabras de vida eterna que iluminan el presente. Sólo Él es el pan de vida ofrecido a todos sin distinción.

Continuará…
Autor: P. Efrem Baldasso. Misionero de la Consolata

La Iglesia, la “novia” de Cristo.

Una gran importancia tuvo en la vida y en la actividad del apóstol Pablo la comunidad cristiana de Corinto, Pablo fundó esa comunidad y permaneció en ella durante año y medio, haciendo crecer rápidamente la fe cristiana entre la gente oprimida y desesperanzada, entre los numerosos esclavos que había en la ciudad.

La actividad apostólica, la que Pablo defiende con tanta energia en los tres ultimos capitulos de la segunda carta a Cirintios, va totalmente en beneficio de la Iglesia. El tono literario agitado que mueve a Pablo a expresar toda la verdad tal como la siente nos ofrece visiones interesantes sobre el ideal de Iglesia que desea.

Pablo reacciona en términos enérgicos, porque sus adversarios han tocado a su comunidad. Es el amor a ésta lo que le obliga a hablar así: "Tengo celos divinos de vosotros, porque os he desposado con un solo marido, os he presentado a Cristo como una virgen pura" (2Cor 11,2).

Pone su amor a la comunidad al nivel del de Dios. Movido por este amor celoso, Pablo quiere que la comunidad corresponda a las exigencias de Cristo, como una virgen pura a la del hombre que ama. A lo largo de su exposición, Pablo precisa esta imagen de forma más concreta: "Poneos vosotros mismos a prueba. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros?" (2Cor 13,5).

La comunidad tiene que hacer transparente, en toda su conducta, la presencia de Cristo, a quien ella pertenece por completo.

¿De que manera contribuyo para que esto sea posible en mi comunidad?

Fuente: www.mercaba.org

TEMA FORMATIVO

Espiritualidad misionera de San Pablo

Vivir el misterio de Cristo «enviado»

La espiritualidad misionera es la comunión íntima con Cristo: no se puede comprender y vivir la misión si no es con referencia a Cristo, en cuanto enviado a evangelizar. Pablo describe sus actitudes:
«Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz» (Flp 2,5-8).

Al misionero se le pide «renunciar a sí mismo y a todo lo que tuvo hasta entonces y a hacerse todo para todos». A esto se orienta la espiritualidad del misionero: «Me hice débil con los débiles... Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia» (1ª Cor 9,22-23).

Amar a la Iglesia y a los hombres como Jesús los ha amado

El misionero es el hombre de la caridad. Lo mismo que Cristo, él debe amar a la Iglesia:
«Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5,25). Este amor, hasta dar la vida, es para el misionero un punto de referencia. Sólo un amor profundo por la Iglesia puede sostener el celo del misionero; su preocupación cotidiana —como dice san Pablo— es «el cuidado de todas las Iglesias» (2ª Cor 11,28). Para todo misionero y toda comunidad «la fidelidad a Cristo no puede separarse de la fidelidad a la Iglesia».

No sólo transmite Pablo las palabras de Cristo, sino que afirma que es Cristo mismo quien habla en él (2 Cor. 13,3). Quien afirma:
«vivo, no yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal.2,20), dice también «habla Cristo en mí». Hay tal identificación entre Cristo y su enviado, que ya no son dos, sino una sola cosa. El evangelizador es como un sacramento de Cristo. En él y a través de él es Dios mismo quien exhorta (2 Cor. 5,20).

De este modo, el Evangelio que Pablo predica no es sólo palabras, sino Palabra hecha carne y vida; el anunciar ese Evangelio hecho realidad; él mismo se había convertido en Evangelio, en Palabra; dejando vivir a Cristo en sí mismo (Gal. 2,20), podía presentarse a sí mismo como modelo y ejemplo de una existencia auténticamente cristiana y evangélica.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

SEPTIEMBRE - MES DE LA BIBLIA

Características generales de los cuatro Evangelios

■ Marcos

Compuesto entre los años 65 y 70, y el más breve- fue escrito para los cristianos venidos del paganismo. Tras los pasos de Jesús, quiere llevarnos a descubrir gradualmente que El es el Mesías y el hijo de Dios. La primera parte (caps. 1-8) nos lleva a interrogarnos sobre la identidad de Jesús a través de sus milagros y enseñanzas. Así podemos proclamar con Pedro al final de esta parte: «Tú eres el Mesías» (8. 29). En la segunda parte (caps. 9-16) nos encaminamos con El hacia la Pasión, comprendiendo que seguir a Cristo significa hacerlo por el camino de la Cruz. A diferencia de Mateo, Marcos se interesa más por las acciones que por las palabras del Señor, y pone especialmente de relieve su humanidad.


■ Mateo

Compuesto hacia el año 80- está dirigido a los cristianos venidos del Judaísmo. Quiere demostrar por medio de las antiguas Escrituras que Jesús es el Mesías esperado por Israel. Este evangelista reúne su material en siete libros: un prólogo con los relatos de la infancia del Señor (caps. 1-2), un epílogo con los acontecimientos pascuales (caps. 26-28) y cinco secciones intermedias. En estas últimas se agrupan otros tantos discursos del Señor, donde El aparece como el nuevo Moisés, que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. El tema central de estos discursos, precedidos cada uno de una parte narrativa, es el Reino de Dios, al que Mateo llama ordinariamente Reino «de los Cielos».


■ Lucas

Compuesto también hacia el año 80- es el Evangelio de la misión a los paganos, a la vez que el de la misericordia y el perdón. Todos sin distinción son invitados a participar del Reino anunciado e iniciado por Jesús. Esta Salvación universal crea un clima de alabanza y alegría, y en ella el Espíritu Santo ocupa un lugar fundamental. Además, Jerusalén aparece como el lugar en el que se realiza la Salvación. Todo comienza y termina en el Templo, y más de la mitad del Evangelio -desde 9. 51 hasta el final- es un largo viaje hacia la Ciudad santa donde el Señor culmina su obra salvadora. También el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es la continuación de este Evangelio, sitúa en Jerusalén la venida del Espíritu y el punto de partida de la acción evangelizadora.


■ Juan

Compuesto hacia el año 95- no sigue el mismo esquema que los tres Evangelios anteriores y supone una reflexión mucho más desarrollada sobre el misterio de la persona y la misión de Jesucristo. Este Evangelio comienza remontándose al origen divino del Señor, a quien presenta como la Palabra de Dios que existía eternamente y «se hizo carne » en el tiempo. La primera parte (caps. 1-12) gira alrededor de «siete» signos -los milagros- que dejan traslucir aquel misterio, a través de los discursos explicativos que los acompañan. La segunda parte (caps. 13-21) nos pone ante la «hora»
de Jesús, a la que El mismo hizo varias veces referencia a lo largo de su actividad pública, la «hora» en que debía manifestarse su «gloria» por medio de la muerte.


Manantial inagotable

«Señor, ¿quién es capaz de comprender toda la riqueza de una sola de tus palabras? Es más lo que dejamos que lo que captamos, como los sedientos que beben de un manantial. Las perspectivas de la Palabra de Dios son numerosas, según las posibilidades de los que la estudian. El Señor ha pintado su Palabra con diferentes colores, para que cada discípulo pueda contemplar lo que le agrada. Encerró en su Palabra muchos tesoros, para que cada uno de nosotros al meditarla, encuentre una riqueza.

El que alcanza una parte del tesoro no crea que esa Palabra contiene sólo lo que él encontró, sino piense que él únicamente encontró una parte de lo mucho que ella encierra. Enriquecido por la Palabra, no crea que esta se ha empobrecido, sino que viendo, que no a podido captar todo, dé gracias a causa de su gran riqueza. Alégrate de haber sido vencido, y no te entristezcas de que te haya superado. El sediento se alegra cuando bebe, y no se entristece porque no puede agotar el manantial, porque si tu sed se sacia antes de que se agote el manantial, cuando vuelvas a tener sed podrás beber nuevamente de él; si, por el contrario una vez saciada tu sed, el manantial se secara, tu victoria se convertiría en un mal para ti.

Da gracias por lo que recibiste, y no te pongas triste por lo que queda y sobreabunda. Lo que recibiste, lo que a ti te tocó, es tu parte; pero lo que queda es tu herencia. Lo que a causa de tu debilidad no puedes recibir ahora, lo podrás recibir, si perseveras, en otros momentos. No intentes beber avaramente de una sola vez lo que no se puede beber de una sola vez, ni renuncies por negligencia a lo que podrás beber poco a poco» (San Efrén, s. IV, Diácono y Doctor. de la Iglesia).

Reproducido con permiso de Apologetica.org

domingo, 29 de agosto de 2010

APRENDIENDO A REZAR CON MARÍA

Cómo rezar el Santo Rosario

En este artículo explicaremos como se reza el Santo Rosario, nos hemos valido para ello de numerosos mensajes que Nuestra Santísima Madre nos ha dejado en Fátima, San Nicolás y Medjugorje.

En qué consiste el rezo del Santo Rosario.
Durante el rezo del Rosario se meditan los misterios, que son un recuerdo de los momentos más importantes de la vida del Señor y de la Virgen. Éstos se han agrupado en Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos. Cada vez que uno reza el Rosario, de acuerdo al día, se meditan los 5 misterios correspondientes.

Nos Dice la Virgen:
"Hijos míos: Es necesario rezar el Santo Rosario, ya que las oraciones que lo componen ayudan a meditar. En el Padrenuestro, os ponéis en las manos del Señor pidiendo ayuda. En el Ave María, aprendéis a conocer a Vuestra Madre, humilde intercesora de sus hijos ante el Señor. Y en el Gloria, glorificáis a la Santísima Trinidad, divina fuente de Gracias. Os pido, meditad este mensaje, así podéis orar como agrada al Señor. Alabado sea."
15-11-1985 - Nuestra Señora de San Nicolás (Argentina)
La Importancia de tener un Rosario Bendecido.

Es conveniente tener un Rosario mientras se reza. Nos dice la Virgen:
"La bendición de un Rosario tiene mucho valor; tanto como la oración misma. Quiero decirte que estando bendecido el Rosario con que se reza, la oración se convierte en una súplica de amor al Señor y El a su vez, vuelca en ese hijo que ora, Su Bendición. Por eso es tan importante, tener el Rosario entre las manos mientras se reza. Alabado por siempre sea el Señor".
29-8-1987 - Nuestra Señora de San Nicolás
El rezo del Rosario paso por paso.

Nos dice la Virgen:
"Me dirijo a mis amados hijos: Rezad el Santo Rosario, desgranad sus cuentas con verdadero fervor cristiano. Orad y os sentiréis protegidos del mal. Orad y esperad en vuestra Madre.
Cristo Jesús, el Divino Amor, el más Puro Amor, os quiere humildes y confiados, convertidos y consagrados a Su Sagrado Corazón. Gloria al Altísimo.".
19-06-1988 - Nuestra Señora de San Nicolás
+ Misterios a meditar según el día:
Misterios Gozosos si es Lunes o Sábado.
Misterios Dolorosos si es Martes o Viernes.
Misterios Gloriosos si es Miércoles o Domingo.
Misterios Luminosos si es Jueves

+ Señal de la Cruz (signo de la redención):
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

+ Se reza el Credo.

Continúe (preferentemente con un Rosario en mano):

+ Comience rezando un Padrenuestro.
+ Medite el primer misterio (Gozoso, Doloroso o Glorioso según el día).
+ Rece 10 Avemarías (siguiendo las cuentas pequeñas).
+ Rece un Gloria.

Se prosigue de manera similar para los restantes misterios:

+ Padrenuestro, Meditar Segundo Misterio, Rezar 10 Avemarías, Gloria.
+ Padrenuestro, Meditar Tercer Misterio, Rezar 10 Avemarías, Gloria.
+ Padrenuestro, Meditar Cuarto Misterio, Rezar 10 Avemarías, Gloria.
+ Padrenuestro, Meditar Quinto Misterio, Rezar 10 Avemarías, Gloria.

+ Luego de los 5 misterios del Rosario se reza un Padrenuestro y 3 Avemarías por las intenciones del Papa.

+ La Salve (Puede finalizar rezando las letanías luego de la Salve).
+ La señal de la Cruz.

Nota:
Al finalizar cada misterio se pueden rezar unas breves oraciones llamadas 'jaculatorias'.
Esta es la jaculatoria que la Virgen (en Fátima) pide que recemos después de cada misterio:
"Oh mi Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Conduce todas las almas al cielo especialmente las que mas necesitan de tu misericordia".

lunes, 10 de mayo de 2010

Mensaje de Benedicto XVI para a Jornada Mundial de la juventud en Roma!!

Invitación al seguimiento de Cristo para una vida intensa y provechosa.

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10, 17)

Queridos amigos:

Se celebra este año el XXV aniversario de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, convocada por el Venerable Juan Pablo II como cita anual de los jóvenes creyentes del mundo entero. Se trata de una iniciativa profética que ha producido frutos abundantes, al dar a las nuevas generaciones cristianas la posibilidad de reunirse, ponerse a la escucha de la Palabra de Dios, descubrir la belleza de la Iglesia y vivir experiencias fuertes de fe que han impulsado a muchos a decidir entregarse totalmente a Cristo.

La presente XXV Jornada constituye una etapa hacia el próximo Encuentro Mundial de los Jóvenes, que tendrá lugar en agosto de 2011 en Madrid, adonde espero que acudáis numerosos para vivir ese acontecimiento de gracia.

Para prepararnos a esa celebración, quisiera proponeros algunas reflexiones sobre el tema de este año: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10, 17), tomado del episodio evangélico del encuentro de Jesús con el joven rico; un tema afrontado ya, en 1985, por el papa Juan Pablo II en una maravillosa Carta, dirigida por vez primera a los jóvenes.

1 Jesús se encuentra con un joven

«Cuando salía Jesús al camino –narra el Evangelio de San Marcos–, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”. Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él replicó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño”. Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: “Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo–, y luego, sígueme”. A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico» (Mc 10, 17-22). Este relato expresa de manera eficaz la gran atención de Jesús hacia los jóvenes, hacia vosotros, hacia vuestras expectativas, vuestras esperanzas, y muestra cuán grande es su deseo de tener un encuentro personal y de entablar un diálogo con cada uno de vosotros. Cristo, en efecto, detiene su camino para responder a la pregunta de su interlocutor, manifestando plena disposición hacia aquel joven, al que un ardiente deseo impulsa a hablar con el «Maestro bueno» para aprender de él a recorrer el camino de la vida. Con este pasaje evangélico, mi antecesor quería exhortar a cada uno de vosotros a «desarrollar el propio coloquio con Cristo, un coloquio que es de importancia fundamental y esencial para un joven» (Carta a los jóvenes, n. 2: ECCLESIA 2.216 [1985/I], pág. 427).

2 Jesús se le quedó mirando con cariño

En el relato evangélico, San Marcos subraya que «Jesús se le quedó mirando con cariño» (cf. Mc 10, 21). En la mirada del Señor está el corazón mismo de tan especialísimo encuentro y de toda la experiencia cristiana. Y es que el cristianismo no es ante todo una moral, sino experiencia de Jesucristo, que nos ama personalmente, ya seamos jóvenes o viejos, pobres o ricos; nos ama también cuando le damos la espalda.

Comentando esta escena, el papa Juan Pablo II añadía, dirigiéndose a vosotros, los jóvenes:

«¡Deseo que experimentéis una mirada así! ¡Deseo que experimentéis la verdad de que Cristo os mira con amor!» (Carta a los jóvenes, n. 7: ECCLESIA cit., pág. 431). Un amor que se manifestó en la cruz de manera tan plena y total que le hizo escribir a San Pablo con estupor: «Me amó hasta entregarse por mí» (Ga 2, 20). «La conciencia de que el Padre nos ha amado siempre en su Hijo, de que Cristo ama a cada uno y siempre –escribe también el papa Juan Pablo II–, se convierte en un sólido punto de apoyo para toda nuestra existencia humana» (Carta a los jóvenes, n. 7: ECCLESIA cit., pág. 432) y nos permite superar todas las pruebas: el descubrimiento de nuestros pecados, el sufrimiento, el desánimo. En este amor se encuentra la fuente de toda la vida cristiana y la razón fundamental de la evangelización: si nos hemos encontrado realmente con Jesús, no podemos dejar de testimoniarlo a aquéllos cuyas miradas aún no se han cruzado con la suya.

3 El descubrimiento del proyecto de vida

En el joven del Evangelio podemos vislumbrar una condición muy similar a la de cada uno de vosotros. Vosotros también sois ricos en cualidades, energías, sueños, esperanzas: recursos todos que poseéis con abundancia. Vuestra propia edad constituye una gran riqueza no sólo para vosotros, sino también para los demás, para la Iglesia y para el mundo. El joven rico le pregunta a Jesús: «¿Qué tengo que hacer?». La época de la vida en la que estáis inmersos es tiempo de descubrimiento: de los dones que Dios os ha otorgado y de vuestras responsabilidades. Es, también, tiempo de elecciones fundamentales para la construcción de vuestro proyecto de vida. Es el momento, por lo tanto, de interrogaros sobre el sentido auténtico de la existencia y de preguntaros: «¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Me falta algo?». Como el joven del Evangelio, acaso vosotros también viváis situaciones de inestabilidad, de turbación o de sufrimiento que os impulsan a aspirar a una vida no mediocre y a preguntaros: ¿En qué consiste una vida lograda? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál podría ser mi proyecto de vida? «¿Qué he de hacer para que mi vida tenga pleno valor y pleno sentido?» (ibíd., n. 3: ECCLESIA cit., pág. 427). No temáis afrontar estos interrogantes que, lejos de venceros, expresan las grandes aspiraciones que están presentes en vuestro corazón, por lo que han de ser atendidos, pues aguardan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras auténticas expectativas de vida y de felicidad. Para descubrir el proyecto de vida que puede haceros plenamente felices, poneos a la escucha de Dios, que tiene un designio suyo de amor para cada uno de vosotros. Preguntadle con confianza: «Señor, ¿cuál es tu designio de Creador y Padre sobre mi vida? ¿Cuál es tu voluntad? Yo deseo cumplirla». Tened la seguridad de que os responderá. ¡No tengáis miedo de su respuesta! «Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo» (1 Jn 3, 20).

4 Ven y sígueme

Jesús invita al joven rico a ir bastante más allá de la satisfacción de sus aspiraciones y de sus proyectos personales; le dice: «Ven y sígueme». La vocación cristiana nace de una propuesta de amor del Señor, y sólo puede hacerse realidad gracias a una respuesta de amor: «Jesús invita a sus discípulos a la entrega total de sus vidas, sin cálculo ni interés humano, con una confianza sin reservas en Dios.

Los santos acogen tan exigente invitación y se ponen con docilidad humilde a seguir a Cristo crucificado y resucitado. Su perfección, según la lógica de la fe a veces incomprensible desde el punto de vista humano, consiste en no ponerse ya a sí mismos en el centro y en optar por ir a contracorriente, viviendo conforme al Evangelio» (Benedicto XVI, Homilía en la canonización de los beatos Zygmunt Szczesny Felinski, Francisco Coll, Jozef Damiaan De Veuster, Rafael Arnaiz y Jeanne Jugan, 11-10-09: ECCLESIA 3.489 [2009/II], pág. 1583).

Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acoged vosotros también con alegría, queridos amigos, la invitación al seguimiento, para vivir intensa y provechosamente en este mundo. En efecto, mediante el Bautismo él llama a cada uno a seguirlo con acciones concretas, a amarlo por encima de todo y a servirlo en los hermanos. Por desgracia, el joven rico no aceptó la invitación de Jesús y se marchó pesaroso. No había tenido el valor de desprenderse de los bienes materiales para encontrar el bien mayor propuesto por Jesús.

La tristeza del joven rico del Evangelio es la misma que nace en el corazón de cada uno de nosotros cuando no tenemos el valor de seguir a Cristo, de hacer la elección adecuada. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!

Jesús no se cansa jamás de mirar con amor y de llamar a ser discípulos suyos, pero a algunos les propone una elección más radical. En este Año Sacerdotal, quisiera exhortar a los jóvenes y a los muchachos a prestar atención por si el Señor los invita a un don más grande en el camino del sacerdocio ministerial, y a estar dispuestos a acoger con generosidad y entusiasmo semejante señal de predilección especial, emprendiendo con un sacerdote, con su director espiritual, el necesario camino de discernimiento. Tampoco temáis, queridos y queridas jóvenes, si el Señor os llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de consagración especial: ¡él sabe dar alegría profunda a quienes responden con valentía!

Invito, además, a cuantos sienten la vocación del sacerdocio, a acogerla con fe, comprometiéndose a poner unas bases sólidas para vivir un amor grande, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia.

5 Orientados hacia la vida eterna

«¿Qué haré para heredar la vida eterna?». Esta pregunta del joven del Evangelio se antoja alejada de las preocupaciones de muchos jóvenes contemporáneos, ya que, como observaba mi antecesor, «¿no somos nosotros la generación a la que el mundo y el progreso temporal llenan completamente el horizonte de la existencia?» (Carta a los jóvenes, n. 5: ECCLESIA 2.216 [1985/I], pág. 428). Pero la pregunta sobre la «vida eterna» aflora en momentos particularmente dolorosos de la existencia, cuando sufrimos la pérdida de un allegado o cuando vivimos la experiencia del fracaso.

Pero, ¿qué es esa «vida eterna» a la que se refiere el joven rico? Nos lo ilustra Jesús cuando, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría» (Jn 16, 22). Son palabras que indican una propuesta entusiasmante de felicidad sin fin, de la alegría de verse colmados de amor divino para siempre.

Interrogarnos acerca del futuro definitivo que nos aguarda a cada uno da plenitud de sentido a nuestra existencia, ya que orienta el proyecto de vida hacia horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que impulsan a amar el mundo –tan amado por el mismo Dios–, a dedicarnos a su desarrollo, pero siempre con la libertad y la alegría que nacen de la fe y de la esperanza. Se trata de horizontes que nos ayudan a no extremar las realidades terrenales, sabedores de que Dios nos prepara una perspectiva más grande, y a repetir con San Agustín: «Deseemos juntos la patria celestial, suspiremos por la patria celestial, sintámonos peregrinos aquí abajo» (Comentario al Evangelio de San Juan, Homilía 35, 9). Manteniendo puesta la mirada en la vida eterna, el Beato Pier Giorgio Frassati, muerto en 1925 con 24 años de edad, decía: «¡Quiero vivir, y no dejarme vivir!», y en la foto de una escalada, enviada a un amigo, escribía: «Hacia arriba», aludiendo a la perfección cristiana, pero también a la vida eterna.

Os exhorto, queridos jóvenes, a no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha creado para que estemos con él, para siempre. Dicha perspectiva os ayudará a dar plenitud de sentido a vuestras elecciones y calidad a vuestra existencia.

6 Los mandamientos, senda del amor auténtico

Jesús le recuerda al joven rico los diez mandamientos como condiciones necesarias para «heredar la vida eterna». Son puntos de referencia esenciales para vivir en el amor, para distinguir claramente el bien del mal y construir un proyecto de vida sólido y duradero. También a vosotros os pregunta Jesús si conocéis los mandamientos, si os preocupáis por formar vuestra conciencia conforme a la ley divina y si los lleváis a la práctica.

Ciertamente se trata de preguntas que van a contracorriente respecto a la mentalidad actual, que propone una libertad desvinculada de valores, de reglas, de normas objetivas, y que invita a negar toda limitación a los deseos del momento. Pero este tipo de propuesta, en vez de llevar a la libertad verdadera, hace del hombre un esclavo de sí mismo, de sus deseos inmediatos, de ídolos como el poder, el dinero, el placer desenfrenado y las seducciones del mundo, incapacitándolo para seguir su vocación nativa al amor.

Dios nos da los mandamientos porque quiere educarnos en la libertad verdadera, porque quiere construir con nosotros un Reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y llevarlos a la práctica no significa alienarse, sino encontrar la senda de la libertad y del amor auténticos, ya que los mandamientos no limitan la felicidad, sino que indican cómo encontrarla. Al inicio de su diálogo con el joven rico, Jesús recuerda que la ley dada por Dios es buena, porque «Dios es bueno».

7 Os necesitamos

Quienes viven hoy la condición juvenil se ven enfrentados a muchos problemas derivados del desempleo, de la falta de referencias ideales seguras y de perspectivas concretas para el futuro. A veces pueden tener la sensación de la propia impotencia ante las crisis y las tendencias actuales. Pese a la dificultad, ¡no caigáis en el desánimo y no renunciéis a vuestros sueños! Cultivad, por el contrario, en vuestros corazones deseos profundos de fraternidad, de justicia y de paz. El futuro está en las manos de quienes saben buscar y encontrar razones fuertes de vida y de esperanza. Si queréis, el futuro está en vuestras manos, pues los dones que el Señor ha puesto en el corazón de cada uno de vosotros, forjados por el encuentro con Cristo, pueden traer esperanza auténtica al mundo. La fe en su amor, al haceros fuertes y generosos, os dará el valor de afrontar con serenidad el camino de la vida y de asumir responsabilidades familiares y profesionales. Comprometeos a construir vuestro futuro por medio de itinerarios serios de formación personal y de estudio, para servir de manera competente y generosa al bien común.

En mi reciente Carta encíclica sobre el desarrollo humano integral, Caritas in veritate, he indicado algunos grandes retos actuales que se revelan urgentes y necesarios para la vida de este mundo: el uso de los recursos de la tierra y el respeto a la ecología; la justa compartición de los bienes y el control de los mecanismos financieros; la solidaridad con los países pobres en el seno de la familia humana; la lucha contra el hambre en el mundo; la promoción de la dignidad del trabajo humano; el servicio a la cultura de la vida; la construcción de la paz entre los pueblos; el diálogo interreligioso; el buen uso de los medios de comunicación social.

on desafíos a los que estáis llamados a responder para construir un mundo más justo y fraternal. Son desafíos que exigen un proyecto de vida riguroso y apasionante en el que poner toda vuestra riqueza, según el designio de Dios sobre cada uno de vosotros. No se trata de realizar gestas heroicas o extraordinarias, sino de actuar aprovechando los propios talentos y las propias posibilidades, comprometiéndose a progresar constantemente en la fe y en el amor. En este Año Sacerdotal, os invito a conocer la vida de los santos, especialmente la de los santos sacerdotes. Veréis que Dios los ha guiado y ellos han encontrado su camino día tras día, precisamente en la fe, en la esperanza y en el amor. Cristo llama a cada uno de vosotros a comprometerse con él y a asumir sus propias responsabilidades para construir la civilización del amor. Si seguís su palabra, también vuestro camino se iluminará y os llevará a metas elevadas, que dan alegría y plenitud de sentido a la vida.

Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, os acompañe con su protección. Os aseguro mi recuerdo en la oración y con gran afecto os bendigo. Vaticano, 22 de febrero de 2010 BENEDICTUS PP XVI

Fuentes: Original italiano procedente del archivo
informático de la Santa Sede; traducción de ECCLESIA.
Redacción Blog. Angel C.