sábado, 28 de agosto de 2010

TEMA DE LA SEMANA

¿Que Es Ser Laico?

En el cristiano, un laico (del griego λαϊκός –laikós, ‘alguien del pueblo’–, de la raíz λαός –laós, ‘pueblo’–) o seglar es aquel fiel que no es miembro del clero. El redescubrimiento del término ‘laico’ fue impulsado principalmente en el Concilio Vaticano II.

El laico en la Iglesia Católica

Desde el Concilio Vaticano II, se destaca cada vez más que el laico en la Iglesia Católica es una auténtica vocación. El contenido de esta vocación es la santificación de las obligaciones ordinarias del cristiano y, en primer lugar, las familiares. Así, la Constitución Dogmática Lumen Gentium afirma que su vocación consiste en “iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Jesucristo y se desarrollen y sean para la gloria del Creador y del Redentor” (n. 31). El Decreto conciliarApostolicam Actuositatem indica que forma parte de esta vocación el apostolado, entendido como deber de acercar almas a Dios. Según este documento, “ejercen el apostolado con su trabajo para la evangelización y santificación de los hombres, y para la función y el desempeño de los negocios temporales, llevado a cabo con espíritu evangélico de forma que su laboriosidad en este aspecto sea un claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres” n. 2).

El Código de Derecho Canónico define al laico en su canon 207 con un criterio negativo: es laico quien no es clérigo.

207 § 1. Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados, que en el derecho se denominan también clérigos; los demás se denominan laicos

Código de Derecho Canónico

Los cánones 224 y siguientes establecen el estatuto de los fieles laicos al dar una lista de derechos y deberes de los fieles laicos. De ellos destaca el canon 225 porque de él se puede extraer una definición positiva del fiel laico: según este canon, los laicos son aquellos que tienen la obligación general de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo. Esta obligación les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo.

225 § 1. Puesto que, en virtud del bautismo y de la confirmación, los laicos, como todos los demás fieles, están destinados por Dios al apostolado, tienen la obligación general, y gozan del derecho tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo; obligación que les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo.

Código de Derecho Canónico

Por lo tanto, en el lenguaje católico, el estado laical es uno de los estados en los que el cristiano puede ejercer su misión dentro de la iglesia, además del clerical y del religioso. El laico es aquella persona bautizada, perteneciente a la Iglesia que no ha recibido el sacramento del Orden Sacerdotal ni ha hecho votos dentro de alguna comunidad religiosa. La Constitución dogmática Lumen gentium aprobada en el Concilio Vaticano II establece “a los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios”. El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia señala -a su vez- “Es tarea propia del fiel laico anunciar el Evangelio con el testimonio de una vida ejemplar, enraizada en Cristo y vivida en las realidades temporales…” (Comp DSI, 543); “Los fieles laicos están llamados a cultivar una auténtica espiritualidad laical, que los regenere como hombre y mujeres nuevos, inmersos en el misterio de Dios e incorporados en la sociedad, santos y santificadores”

Laicismo en la educación y la sociedad

El concepto de laicidad es un concepto cambiante en el correr de la Historia. La concepción antigua lo limitaba a los hechos religiosos, el laicisismo moderno lo encontramos a partir del siglo XVI, principalmente en Francia al manejarse las ideas Humanistas. En los siglos XIX y XX ya pasa a estar referido a un significado que abarca a lo ideológico, sociopolítico y filosófico. En este desarrollo socialmente condicionado entendemos que en el siglo XXI el concepto de laicidad deberá caracterizarse por girar en torno a una postura que se defina también como esencialmente ética. La laicidad será una dimensión de la ética.

Durante 100 años, la laicidad estuvo centrada en torno a la necesidad de no presencia de la religión en los asuntos del Estado y en la Enseñanza. Pero la laicidad actualmente no se limita exclusivamente a esa concepción, sino que gira en torno a la idea más amplia de que el Estado y sus instituciones no deben intervenir en el ámbito de la conciencia individual y colectiva. Históricamente se ha ampliado su referencia haciendo que hoy día se deba procurar que aquellos, actúen de una manera respetuosa de todas las ideas políticas, filosóficas, etc. así como de las personas y los grupos que las sustentan, y estos a su vez, entre sí.

Es decir, ya no es más solamente la libertad religiosa lo que debe desvelar a sus doctrinarios, sino que el principio que la orienta es el respeto recíproco de todas las ideas. Entendiendo además a la laicidad como el instrumento a través del cual la Razón pueda ser utilizada como un tamiz de las posturas dogmáticas.

De este modo las concepciones elaboradas por las sectas o las que se sostienen por los fundamentalismos de cualquier signo que mucho se han manifestado en éstos tiempos, son expresiones que nublan la Razón y por ello el principio de laicidad los abarca.

Un Estado laico permite, en un marco de igualdad de oportunidades, la libre comunicación de las ideas y el desarrollo pleno de la persona humana. Por ello esta concepción está asociada al concepto de la TOLERANCIA, al respeto que la sociedad le debe a cada uno de sus integrantes y a la posibilidad de que el libre albedrío desarrolle sus facultades.

La libertad de conciencia, no es excluyente sino abarcadora, no es limitada sino comprensiva. La laicidad es la garantía de la convivencia, es el equilibrio de la sociedad, permitiendo igualdad de condiciones y formación para una libre elección posterior de acuerdo a una filosofía propia.

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