(Diogo Ximenes/InfoCatólica) El Papa recordó
que hoy se celebra la memoria de un santo matrimonio, «abuelos» de Jesús, los
santos Joaquín y Ana, y los puso como ejemplo de servicio a la vida y a la fe,
como modelo para las viejas generaciones, que hoy son tratadas como
«descartables».
«En su casa vino al mundo María, trayendo
consigo el extraordinario misterio de la Inmaculada Concepción; en su casa
creció acompañada por su amor y su fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y
a seguir su voluntad», explicó.
Apuntó que los santos Joaquín y Ana forman
parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios en el calor que
sólo da la familia, hasta llegar a María «que acogió en su seno al hijo de Dios
y lo dio al mundo, nos lo ha dado a nosotros».
A través de esta corriente generacional
aconteció lo que - dijo- es un acontecimiento luminoso que ha transformado la
historia: «la Encarnación, el hijo de Dios se ha hecho hombre en Jesús de
Nazareth».
Citando el Documento de Aparecida señaló que
«niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos, los niños porque llevarán
adelante la historia, los ancianos porque nos transmiten la experiencia y la
sabiduría de su vida».
Para el Obispo de Roma el dialogo
intergeneracional es un tesoro que se debe preservar y alimentar y dijo a miles
de fieles - sobre todo adultos - que se congregaron a escucharlo bajo el balcón
del Palacio Arzobispal - que lleva el nombre de San Joaquin - que en esta
Jornada Mundial de la Juventud los jóvenes quieren saludar a los abuelos.
El dialogo entre generaciones fue también
abordado ayer por el Pontífice en el encuentro con los peregrinos argentinos, en
la Catedral Metropolitana:
«Yo les pido de corazón a los ancianos: no
claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que trasmite la
justicia, que trasmite la historia, que trasmite los valores, que trasmite la
memoria del pueblo. Y ustedes (jóvenes), por favor, no se metan contra los
viejos; déjenlos hablar, escúchenlos, y lleven adelante. Pero sepan, sepan que,
en este momento, ustedes, los jóvenes, y los ancianos, están condenados al mismo
destino: exclusión; no se dejen excluir. ¿Está claro? Por eso, creo que tienen
que trabajar juntos».
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