jueves, 2 de septiembre de 2010

SEPTIEMBRE:

Mes de la Familia


Familia Cristiana

Durante este mes de septiembre estamos invitados a reflexionar y fortalecer la unidad familiar. Así nos lo pide nuestro Plan de Pastoral.

Pero recordemos que “la unidad en la familia o en una comunidad humana no es funcionar negándose toda diferencia: como si todo el mundo debiera ser y pensar lo mismo. La unidad es la del cuerpo en el que cada miembro, cada parte, es diferente y aporta un don distinto. Pero todos están unidos en torno a un mismo fin y por un amor mutuo”.

Uno de los grandes problemas que afectan la unidad de nuestras familias es la confusión en el rol que juega cada integrante de la misma. Muchos padres y madres pretenden que sus hijos e hijas sean sus amigos y no sus vástagos. Esto va creando, en nombre de una falsa democracia, relaciones de igualdad, que a la larga dan al traste con la autoridad de los padres y el ejercicio de la obediencia por parte de los hijos. Se les olvida que los hijos son hijos y los padres son padres. Cuando la relación filial se reduce a una relación de “amigos” los muchachos dejan de percibir la presencia parental como agente de seguridad y buscan respaldo en “el jefe” de cualquier pandilla que le brinde la autoridad y seguridad que no encuentran en sus padres.

Nos encontramos también con la mala practica de algunos que quieren ser mejores padres de lo que fueron los suyos. Se proponen da una formación a los hijos, no un castigo. Pero “se olvidan de ponerles los limites necesarios a los mismos. Si al niño no se le pone limites pierde el control. También pierde el respeto por los padres” (A. Grun). Por eso los muchachos, incluso antes de la adolescencia, se les vuelven “pequeños tiranos”.

Muchas veces los padres buscan ser “mas amigables” con los hijos para evitar cualquier tipo de conflicto, ya que “en los limites nacen roces”. Pero se olvidan que “donde hay roce hay calor”. Como nos ha recordado el pedagogo Hans Rogge: “Los niños necesitan limites para sentir a los padres y su calor… los niños que crecen sin limites a menudo se sienten solos durante los momentos de caprichos. Los límites les enseñan que los padres se preocupan por ellos.

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Para ayudar a que nuestras familias se integren mas y trabajen por la unidad de ellas mismas, proponemos a los miembros de todos los hogares de nuestra comunidad parroquial hacer cada semana, durante este mes de Septiembre un encuentro familiar de reflexión, dialogo, oración, etc. Para tales fines se les proporcionará por este medio las guías correspondientes.

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