sábado 14 de noviembre de 2009
Católicos tienen que anunciar a Cristo en Internet, dice autoridad vaticana

"BUENA NUEVA" PASTORAL DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL Instrumento de Formación e Información


La Confesión era el principal trabajo diario del Padre Pío. Él hacía este trabajo mirando dentro de los penitentes. Por ello, no era posible mentirle al Padre Pío durante una confesión. El veía dentro del corazón de los hombres. A menudo, cuando los pecadores eran tímidos, el Padre Pío enumeraba sus pecados durante la confesión. El Padre Pío invitaba a todos los fieles a confesarse al menos una vez por semana. Él decía: "Aunque una habitación quede cerrada, es necesario quitarle el polvo después de una semana." En el sacramento de la confesión, el Padre Pío era muy exigente. Él no soportaba a los que iban a él sólo por curiosidad. Un fraile contó: Un día el Padre Pío no dio la absolución a un penitente y luego le dijo : "Si tú vas a confesarte con otro sacerdote, tú te vas al infierno junto con el otro que te de la absolución". El entendía que el Sacramento de la Confesión era profanado por los hombres que no querían cambiar de vida. Ellos se hallan culpables frente Dios.Un señor fue a confesarse con el Padre Pío, a San Giovanni Redondo, entre 1954 y 1955. Cuando acabó la acusación de los pecados, el Padre Pío le preguntó : "¿Tienes otro"? y él contestó: "no padre". El Padre repitió la pregunta: "¿tienes otro"?, "no, padre". Por tercera vez el Padre Pío le preguntó: "¿tienes otro"?. A la tercera respuesta negativa se acaloró el huracán. Con la voz del Espíritu Santo el Padre Pío gritó: "¡Calle! Calle! Porque tú no estás arrepentido de tus pecados! ". El hombre quedó petrificado por la vergüenza que pasó frente a mucha gente. Luego trató de decir algo. Pero el Padre Pío le dijo: "Estás callado, cotilla, tú has hablado bastante; ahora yo quiero hablar: ¿Es verdadero que frecuentas las salas de fiestas"? - Usted, padre" - "¿Sabes tú que el baile es una invitación al pecado"? El hombre se fue asombrado y no supo qué cosa decir ya que tenía el carné de socio de una sala de fiestas en su billetera. El hombre prometió no cometer otros pecados y después de mucho tiempo tuvo la absolución.Las mentiras Un día, un señor le dijo al Padre Pío: "Padre, yo digo mentiras cuándo estoy con mis amigos. Lo hago para mantenerlos alegres ". Y el Padre Pío contestó: "Eh, ¿quieres tú ir al infierno bromeando?! “La murmuración Cuando uno habla mal de un amigo suyo se está destruyendo su reputación y el honor del hermano que tiene en cambio derecho a gozar de consideración. Un día el Padre Pío dijo a un penitente: "Cuando tú murmuras de una persona quiere decir que tú no quieres a aquella persona, tú has sacado a la persona de tu corazón. Pero sabes que, cuando sacas a un hombre de tu corazón, también Jesús se va fuera de tu corazón junto con aquel hombre."Una vez, el Padre Pío fue invitado a bendecir una casa. Pero cuando llegó a la entrada de la cocina él dijo: "Aquí hay serpientes, yo no entro". Y luego le dijo a un sacerdote que a menudo frecuentaba aquella casa para comer: “no vayas a esa casa porque ellos dicen cosas feas de sus hermanos”.La blasfemia Un hombre era originario de la Región de las Marcas. Él partió de su país, con un amigo suyo, en un camión. Transpotaban muebles cerca de San Giovanni Redondo. Mientras hicieron la última subida, antes de llegar al destino, el camión se rompió y se paró. Intentaron hacer arrancar el motor pero no tuvieron éxito. El chófer perdió la calma y lleno de cólera blasfemó. Al día siguiente, los dos hombres fueron a San Giovanni Redondo donde vivía la hermana de uno de los dos hombres. Con la ayuda de su hermana lograron ir al Padre Pío para confesarse. Entró el primer hombre pero el Padre Pío lo cazó afuera. Luego le llegó el turno al chófer que empezó el coloquio y le dijo al Padre Pío: “Me he irritado". Pero el Padre Pío gritó: "¡Desdichado! has blasfemado a nuestra Mamá! ¿Qué te ha hecho la Virgen"?. Y lo mandó fuera.El demonio está mucho cerca de los que blasfemanEn un hotel de San Giovanni Redondo no era posible descansar ni de día ni de noche porque estaba una niña endemoniada que chillaba de modo que daba susto. La mamá de la niña la llevaba cada día a la Iglesia. Ahí esperó a que el Padre Pío liberara a la niña del espíritu del mal. También en la iglesia la niña gritó muchísimo. Una mañana, el Padre Pío tras haber confesado a algunas mujeres se encontró frente a él a la niña que gritaba espantosamente. La niña fue retenida con dificultad por dos o tres hombres. El Padre Pío, ya aburrido de todo aquel trasiego, dio un golpe con su pie a la niña y luego golpeó la cabeza de la niña y dijo: "Ahora" basta! La pequeña cayó a la tierra. El Padre Pío le pidió a un médico que estuvo presente, que llevara a la niña a San Michele, al santuario del Monte San Ángel. Cuando el grupo llegó al destino, entraron a la gruta donde había aparecido San Michele. La niña se reanimó, pero nadie logró acercarla al altar dedicado al ángel. En el medio de la confusión, un fraile tomó la mano de la niña y tocó el altar. La niña cayó a tierra como si hubiera sido fulminada. Se levantó más tarde y como si nada hubiera sucedido le preguntó a su mamá: “¿podrías comprarme un helado"? Ante ésto, el grupo de personas volvió a San Giovanni Redondo para informar y agradecer al Padre Pío. Pero el Padre Pío le dijo a la mamá: "dile a tu marido que no blasfeme más, de otro modo el demonio vuelve."Faltar a la Eucaristía A los principios de los años '50, un joven médico fue a confesarse con el Padre Pío. Él dijo sus pecados y luego se quedó en silencio. El Padre Pío le preguntó al joven médico si tenía algún pecado que añadir pero el médico le respondió que no. Entonces el Padre Pío le dijo al médico: "recuerda que en los días festivos no se puede faltar tampoco a una sola Misa, porque ello es pecado mortal". En aquel momento el joven recordó haber "faltado" a una cita dominical con la Misa, un mes antes. La magia El Padre Pío prohibió cada forma de magia, de espiritismo y de prácticas de lo oculto. Una señora cuenta: "Yo me confesé con el Padre Pío en el mes de noviembre del 1948. Entre las otras cosas que le dije al Padre es que en nuestra familia estábamos preocupados porque una tía leyó las cartas. El Padre con tono perentorio dijo: "Echáis fuera enseguida aquella cosa."El Divorcio En la familia unida y santa, el Padre Pío vio el lugar donde brota la fe. Él dijo: “el divorcio es el pasaporte por el infierno”. Una joven señora, cuando acabó la confesión de sus pecados, como penitencia el Padre Pío le indicó.”tienes que encerrarte en el silencio del ruego y salvarás tu matrimonio." La señora se sorprendió ya que su relación matrimonial no tenía problemas. Después de mucho tiempo, ella tuvo grandes problemas en su matrimonio pero al estar preparada y siguiendo el consejo del Padre Pío, superó aquel triste momento evitando la destrucción de la familia.El aborto Un día, el padre Romero le preguntó al Padre Pío: "Padre, esta mañana le ha negado la absolución a una señora por haberse hecho un aborto. ¿Por qué ha sido tan riguroso con aquella pobre desgraciada"?. El Padre Pío contestó: "El día en que los hombres, asustados por el estampido económico, de los daños físicos o de los sacrificios económicos, pierdan el horror del aborto, será un día terrible para la humanidad. Porque es justo aquel el día en que deberían demostrar tener horror por ello. El aborto no es solamente homicidio también es suicidio. ¿Y con los que vemos sobre el dobladillo cometer con un solo golpe uno y otro delito, queremos tener el ánimo de enseñar nuestra fe? ¿Queremos recobrarlos o no"? "¿Por qué suicidio"? preguntó el padre Romero . “Tú comprenderías este suicidio de la raza humana, si con el ojo de la razón, vieras ´la belleza y la alegría´ de la tierra poblada de viejos y despoblada de niños: quemada como un desierto. Entonces entenderías la doble gravedad del aborto: con el aborto siempre se mutila también la vida de los padres”.En la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI recordó su reciente viaje al Reino Unido, realizado del 16 al 19 de septiembre, "un acontecimiento históricoque ha marcado una nueva fase importante en la historia larga y compleja de las relaciones entre esas poblaciones y la Santa Sede".
Sobre el encuentro con la Reina Isabel II en Edimburgo, Escocia, el Santo Padre destacó que "fue muy cordial, y se caracterizó por el intercambio de pareceres sobre algunas profundas preocupaciones para el bienestar de los pueblos del mundo y el papel de los valores cristianos en la sociedad".
En Glasgow, donde celebró la primera Misa de su viaje, precisamente en la fiesta litúrgica de San Ninián, primer evangelizador de Escocia, recordó "la importancia de la evangelización de la cultura, especialmente en nuestra época en la que un relativismo generalizado amenaza con oscurecer la verdad inmutable de la naturaleza del hombre".
El Papa Benedicto XVI señaló que la segunda jornada del viaje empezó con el encuentro en Londres con el mundo de la educación católica, donde "recordé la importancia de la fe en la formación de ciudadanos maduros y responsables. A los numerosos adolescentes y jóvenes que me acogieron con simpatía y entusiasmo, les dije que no persiguieran objetivos limitados, contentándose con decisiones cómodas, sino que aspiraran a algo más grande, es decir, la búsqueda de la verdadera felicidad, que sólo se encuentra en Dios".
"En el sucesivo encuentro con los responsables de las otras religiones más representadas en el Reino Unido, señalé la necesidad ineludible de un diálogo sincero, que tiene que respetar el principio de reciprocidad para que sea totalmente fructífero. Al mismo tiempo, hice hincapié en la búsqueda de lo sagrado como terreno común a todas las religiones sobre el que fortalecer la amistad, la confianza y la cooperación".
Benedicto XVI dijo luego que "la visita fraterna al arzobispo de Canterbury fue la oportunidad para reiterar nuestro compromiso de dar testimonio del mensaje cristiano que une a católicos y anglicanos. Posteriormente tuvo lugar uno de los momentos más significativos del viaje apostólico: el encuentro en el gran salón del Parlamento británico, donde subrayé que la religión, para los legisladores, no debe ser un problema que hay que resolver, sino un factor que contribuye fundamentalmente al camino histórico y al debate público de la nación, especialmente al recordar la importancia vital del fundamento ético para las decisiones en los diversos sectores de la vida social".
El rezo de las vísperas junto con las distintas comunidades cristianas del Reino Unido en la Abadía de Westminster, visitada por primera vez por un Pontífice, "fue un momento importante en las relaciones entre la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana".
En la mañana del sábado, continuó, tuvo lugar la celebración eucarística en la Catedral de Westminster, dedicada a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor. "Me alegró mucho –prosiguió– encontrar a un gran número de jóvenes, que con su presencia llena de entusiasmo demostraron querer ser los protagonistas de una nueva era de valiente testimonio, de solidaridad activa y de compromiso generoso al servicio del Evangelio".
El Santo Padre recordó que en la nunciatura apostólica encontró a "algunas víctimas de abusos por parte de representantes del clero y de los religiosos. Fue un momento intenso, conmovedor y de oración".
Al grupo de profesionales y voluntarios encargados de la protección de los niños y de los jóvenes en los ambientes eclesiales, "les di las gracias y les animé a continuar su trabajo, que se inscribe en la larga tradición de la Iglesia de respeto, educación y formación de las nuevas generaciones".
La casa de reposo para ancianos, que visitó la tarde del sábado, "es –continuó– signo de la gran consideración que siempre ha tenido la Iglesia por los ancianos, así como expresión del compromiso de los católicos británicos en el respeto por la vida, sin tener en cuenta la edad o las condiciones".
"El punto culminante de mi visita al Reino Unido fue la beatificación del Cardenal John Henry Newman, un hijo ilustre de Inglaterra. Estuvo precedida y preparada por una vigilia de oración especial la noche del sábado en el Hyde Park de Londres. A la multitud de fieles, especialmente jóvenes, volví a proponer la figura luminosa del Cardenal Newman, intelectual y creyente, cuyo mensaje espiritual se puede resumir en el testimonio de que el camino de la conciencia no es un cerrarse a sí mismo, sino apertura, conversión y obediencia a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida".
Finalmente el Papa subrayó que "este viaje apostólico ha confirmado en mí una profunda convicción: que las antiguas naciones de Europa tienen un alma cristiana, que forman una unidad con el ‘genio’ y la historia de sus respectivos pueblos, y que la Iglesia no cesa de trabajar para mantener despierta continuamente esta tradición espiritual y cultural".
En su saludo en español, el Santo Padre se dirigió de manera particular "a los sacerdotes del Pontificio Colegio Mexicano, en Roma, y a los fieles provenientes de Medellín. Os invito a agradecer a Dios los numerosos frutos apostólicos de mi reciente visita a Reino Unido. Muchas gracias".