sábado, 27 de febrero de 2010

Debemos progresar en el conocimiento de Cristo

Evangelio del Domingo. Dia 28 de Febrero San Lucas9,28b-38

"En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto".

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"Ver como Dios ve "

El Santo Evangelio que nuestra Madre Iglesia ofreció el domingo anterior giraba en torno al misterio del mal, enfrentado por Jesús con la fuerza de la Palabra de Dios. Hoy, segundo domingo de Cuaresma, en la escena de la Transfiguración del Señor, nos es revelado el inefable Misterio de su Soberana Majestad (Lc 9, 28-36).
El evangelista de la oraciónMuchos rasgos distinguen el relato lucano de sus paralelos sinópticos (compárese Mt 17, 1-9; Mc 9, 2-10). De entre éstos, nos referimos a la oración, por la crisis de interioridad que informa el espíritu de la época. Es una descripción original. Muestra a Jesús invitando a tres discípulos a subir “a un monte para hacer oración” (v. 28; compárese con Mt 17, 1; Mc 9, 2). Lucas subraya que precisamente cuando Jesús “oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes” (v. 29; compárese con Mt 17, 2 y Mc 9, 2-3).El tercer Evangelio destaca por mostrar nueve veces a Jesús orando, de las cuales sólo dos tienen paralelo en los otros evangelios sinópticos: Lc 10, 21-22 // Mt 11, 25-27; Lc 22,41 // Mc 14, 35; Mt 26, 39. Las siete restantes se hallan cuidadosamente situadas: durante su Bautismo (véase 3, 21); después de realizar varias curaciones (véase 5, 16); antes de la elección de los Doce (véase 6, 12); en el relato de la confesión de fe de Pedro (véase 9, 18); en el momento de la Transfiguración (véase 9, 28-29); antes de la enseñanza del Padrenuestro (véase 11, 1), y en la Crucifixión (véase 23, 34.46).
La toma de conciencia de su filiaciónEn el Monte Horeb, Dios se manifestó a Moisés en la zarza ardiente (véase Ex 3, 1-3). El pueblo elegido vio el Monte Sinaí cubierto de humo, pues Dios había descendido sobre él en el fuego (véase Ex 19, 18). Lucas describe que Jesús se retiró a orar al monte, y aunque no especifica su nombre, destaca que en aquel lugar «vino una voz desde la nube, que decía: ‘Éste es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle’» (v. 35).Es un significativo momento de la vida interior de Jesús: La revelación y toma de conciencia de Hijo, que coincide con el momento de su Bautismo, y todo ello ocurrió mientras se hallaba en oración (compárese v. 29 y Lc 3, 21).
Jesús, modelo de oranteLucas tiene interés en presentar a Jesús como un asiduo orante, quien se retiraba a lugares solitarios para comunicarse con su Padre. A partir de Él, hemos aprendido a invocar a Dios con la misma confianza e intimidad con que se relaciona un hijo con su papá (compárese Lc 11, 2). Evocamos la Oración Colecta del domingo precedente, porque en ella, nuestra Madre, la Iglesia, nos enseña a pedir lo más conveniente para este período: “Concédenos, Dios todopoderoso, que las prácticas anuales propias de la Cuaresma nos ayuden a progresar en el conocimiento de Cristo y a llevar una vida cristiana”.

jueves, 25 de febrero de 2010

Saber Vencer las Tentaciones


VENCER COMO JESUS
Añadir imagenDomingo, 21 de febrero del 2010
En el Evangelio de Hoy, Cristo nos muestra la manera de contestarle al enemigo cuando nos pone tentaciones. Si nosotros aprendemos a imitar a Jesús, veremos que podremos salir vencedores, asi como El lo hizo de cada tentación que continuamente tenemos en nuestras vidas y que es una lucha constante contra las fuerzas del mal, mientras estemos en este mundo, pues no descansara el en su afán de que nuestra alma se pierda.
Cuál es el objetivo de esta meditación- Comprender que el diablo existe y tienta a los hombres. Contenido.- Es la primera vez que interviene el diablo en la vida de Jesús, y lo hace abiertamente. Pone a prueba a Nuestro Señor; quizá quiere averiguar si ha llegado ya la hora del Mesías. Jesús se lo permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a vencer las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida: “como el Señor todo lo hacía para nuestra enseñanza -dice San Juan Crisóstomo-, quiso también ser conducido al desierto y trabar allí combate con el demonio, a fin de que los bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones, no se turben por eso, como si no fuera de esperar”. Si no contáramos con las tentaciones que hemos de padecer abriríamos la puerta a un gran enemigo: el desaliento y la tristeza.
Él “permite la tentación y se sirve de ella providencialmente para purificarte, para hacerte santo, para desligarte mejor de las cosas de la tierra, para llevarte a donde Él quiere quiere y por donde Él quiere, para hacerte feliz en una vida que no sea cómoda, y para darte madurez, comprensión y eficacia en tu trabajo apostólico con las almas, y… sobre todo para hacerte humilde, muy humilde.” (Salvador Canals. Ascética meditada, 14ª edición). Bienaventurado el varón que soporta la tentación -dice el Apóstol Santiago- porque, probado, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que le aman.


sábado, 20 de febrero de 2010

La letra mata, el Espíritu da vida

EVANGELIO
El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordány, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientrasera tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: — «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: —«Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”.» Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo—«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.» Jesús le contestó: — «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.»Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: —«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.» Jesús le contestó: —«Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.» Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.Palabra del Señor.

COMENTARIO
El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado
Acabamos de comenzar el tiempo de CUARESMA. Pero, ¿qué significa "entrar en la Cuaresma"? Significa iniciar un tiempo de particular empeño en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y en torno a nosotros. Quiere decir mirar el mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás. Significa no descargar el problema del mal en los demás, en la sociedad o en Dios, sino reconocer las propias responsabilidades y afrontarlo conscientemente. A este propósito, resuena con mucha urgencia, para nosotros cristianos, la invitación de Jesús a que cada uno tome su "cruz" y lo siga con humildad y confianza (cf. Mt 16, 24). La "cruz", por pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de desgracia que hay que evitar lo más posible, sino de oportunidad para seguir a Jesús y así adquirir fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.
Por tanto, entrar en la Cuaresma significa renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto con Cristo. En efecto, el camino de la cruz es el único que conduce a la victoria del amor sobre el odio, del compartir con los demás sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia. Vista así, la Cuaresma es en verdad una ocasión de fuerte empeño ascético y espiritual, fundado en la gracia de Cristo (Benedicto XVI, Ángelus 10-II-2008).
La Cuaresma es un tiempo fuerte, es decir: un tiempo de intensa preparación para poder celebrar el acontecimiento central de la historia de la salvación: la Pascua, la pasión, muerte y resurrección del Señor. La Iglesia ha subrayado siempre que tres son los medios más importantes para prepararte a esta gran celebración: la oración y meditación de la Palabra de Dios, el ayuno y la limosna. Es decir, se trata de profundizar en el conocimiento y vivencia de la Palabra de Dios, y fortalecer tu voluntad para estar preparado para resistir los ataques del Maligno, que quiere apartarte del Señor.
El evangelio de hoy te presenta una realidad constante en la vida: la realidad de la tentación. Jesús fue tentado por el diablo, y también tú eres tentado. Jesús fue invitado a apartarse de la voluntad de Dios Padre. Él tuvo que sufrir esta prueba. Por eso te fijas en Él: Jesús fue tentado, pero... Jesús venció la tentación y permaneció siempre fiel a la voluntad de Dios Padre. También tú eres tentado, y, como Jesús, has de vencer la tentación.
En esta actitud de lucha que significa la Cuaresma es importante que vivas en actitud de vigilancia, descubriendo por dónde eres tentado y qué es lo que has de hacer para vencer la tentación. Porque todos somos tentados, pero no de la misma manera: el diablo te tienta por donde eres más débil. La primera tentación que has de vencer es creer que todo esto son "cuentos", como mucha gente piensa hoy. Pues ¡no! No son cuentos. La Palabra de Dios te habla con demasiada claridad del tema: el diablo te tienta..., y tiene mucho interés en apartarte de Dios.
La tentación es la invitación a hacer el mal, a apartarte del plan de Dios sobre tu vida. Ser tentado no es malo, es poner a prueba la fortaleza de tu fe; lo malo es caer en la tentación. Jesucristo es tentado tres veces: las tentaciones que se le hacen a Jesucristo son el dinero, el poder y la manipulación de Dios. Estas tentaciones se repiten a lo largo de la historia. También tú tienes estas tentaciones delante, tratando de apartarte de Dios.
Hoy se te tienta haciéndote creer que el dinero es lo que da el sentido de la vida. Se te invita a ser materialista, a olvidarte de Dios y a poner tu confianza en las cosas materiales. La respuesta de Jesús es clara: No solo de pan vive el hombre. La persona tiene su centro en Dios, y sólo apoyando su vida en Dios podrá ser feliz.
También se te tienta haciéndote buscar el poder como una fuente de satisfacción y de uso y abuso de los demás, como se ve hoy tantas veces. Y de ahí vemos cómo surgen algunos de los grandes males que tiene nuestra sociedad: prepotencia, autosuficiencia, egocentrismo, abuso de los demás, enriquecimiento rápido... La respuesta de Jesús es clara: el que quiera ser el primero, que sea el servidor.
La tercera tentación es querer manipular a Dios, querer utilizarlo para tus intereses, "fabricándote" una religión a tu manera, utilizando la religión para justificar tu conducta, atacando a la Iglesia cuando contraviene a tus intereses. La respuesta de Jesús es clara: no tentarás al Señor, tu Dios. ¿Cuáles son las tentaciones de tu vida? ¿Cómo luchas contra ellas?
¿Por dónde te ataca el Maligno? ¿Qué has de hacer para defenderte y vencer?
Compromiso semanal
Revisa tu vida tratando de descubrir cuáles son tus tentaciones y cómo has de luchar contra ellas. Haz un plan de vida espiritual para esta Cuaresma.

jueves, 18 de febrero de 2010


VIVIR EN LA PANTALLA RECURSOS DE CUARESMA PARA CATEQUISTAS

TIPS PARA CATEQUISTAS EN INTERNET

Aun cuando son muchos los lugares que ofrecen ayuda para los agentes de Pastoral, uno de mi sitios favoritos, que desde hace algunos años utilizo, y que está dirigido principalmente a catequistas, es el de www.buenasnuevas.com Recursos al servicio del Evangelio. Este sitio lo coordina el catequista y maestro de catequistas argentino Marcelo A. Murúa. Es una página de Internet muy rica en herramientas para la Pastoral.Entre sus recursos habituales destacan los siguientes:

BibliaIncluye textos bíblicos dramatizados, una hojita parroquial llamada “El pan de la Palabra”, El espejo de la Palabra, Dios nos habla hoy, Cartel mural con el mensaje de cada domingo, Grupos-mapas-temas bíblicos, vocabulario bíblico y cursos a distancia.
CatequesisAhí pueden encontrarse columnas y opiniones de catequistas bien formados, temas de espiritualidad para catequistas, temas metodológicos, catequesis para niños, jóvenes y adultos, documentos y cursos a distancia.

EspiritualidadCon oraciones para niños, Oraciones en general, El rincón de María, Textos del día y Testigos de hoy, Testimonios de fe y vida.
Cursos a distanciaAlgunos por correspondencia para todo el mundo, como el curso de actualización para catequistas o el curso bíblico pastoral de Internet.

Revistas y LibrosQue ofrece ligas con publicaciones de gran interés pastoral, además de las Tarjetas digitales con mensajes y textos bíblicos, Chat y Foros de discusión por temas, dibujos catequéticos, cuentos, tarjetas impresas y juegos.Como un extra, también se hallan recursos para cada semana, para los domingos y para cada Tiempo del Año Litúrgico, como el Adviento, o en estos días, para la Cuaresma.Seguramente los catequistas y demás agentes de Pastoral localizarán ahí muchos temas de interés para su trabajo pastoral. Los invito a visitar ésta, que es sin duda una de las páginas más completas de la Red.

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2010

Publicado en web el 17 de Febrero, 2010

Queridos hermanos y hermanas:
Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo» (cf. Rm 3,21-22).

Justicia: “dare cuique suum”
Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” – “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo… no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios” (De Civitate Dei, XIX, 21).


¿De dónde viene la injusticia?
El evangelista Marcos refiere las siguientes palabras de Jesús, que se sitúan en el debate de aquel tiempo sobre lo que es puro y lo que es impuro: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre… Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas” (Mc 7,15. 20-21). Más allá de la cuestión inmediata relativa a los alimentos, podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del hombre: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Muchas de las ideologías modernas tienen, si nos fijamos bien, este presupuesto: dado que la injusticia viene “de fuera”, para que reine la justicia es suficiente con eliminar las causas exteriores que impiden su puesta en práctica. Esta manera de pensar ―advierte Jesús― es ingenua y miope. La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal. Lo reconoce amargamente el salmista: “Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre” (Sal 51,7). Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor?

Justicia y Sedaqad
En el corazón de la sabiduría de Israel encontramos un vínculo profundo entre la fe en el Dios que “levanta del polvo al desvalido” (Sal 113,7) y la justicia para con el prójimo. Lo expresa bien la misma palabra que en hebreo indica la virtud de la justicia: sedaqad,. En efecto, sedaqad significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios de Israel; por otra, equidad con el prójimo (cf. Ex 20,12-17), en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda (cf. Dt 10,18-19). Pero los dos significados están relacionados, porque dar al pobre, para el israelita, no es otra cosa que dar a Dios, que se ha apiadado de la miseria de su pueblo, lo que le debe. No es casualidad que el don de las tablas de la Ley a Moisés, en el monte Sinaí, suceda después del paso del Mar Rojo. Es decir, escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en “escuchar el clamor” de su pueblo y “ha bajado para librarle de la mano de los egipcios” (cf. Ex 3,8). Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?


Cristo, justicia de Dios
El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el Apóstol Pablo en la Carta a los Romanos: “Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado… por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia (Rm 3,21-25).


¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la “propiciación” tenga lugar en la “sangre” de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el extremo, hasta aceptar en sí mismo la “maldición” que corresponde al hombre, a fin de transmitirle en cambio la “bendición” que corresponde a Dios (cf. Ga 3,13-14). Pero esto suscita en seguida una objeción: ¿qué justicia existe dónde el justo muere en lugar del culpable y el culpable recibe en cambio la bendición que corresponde al justo? Cada uno no recibe de este modo lo contrario de “lo suyo”? En realidad, aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo. Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.


Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.
Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.
Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Que este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia. Con estos sentimientos, os imparto a todos de corazón la bendición apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2009
BENEDICTUS PP. XVI

¡NO LE DEMOS GUSTO AL DIABLO!

Este miércoles 17, al recibir la ceniza, nos daremos cuenta de que, sin Dios, no somos nada, solo polvo. Se nos invita a recuperar la vitalidad de nuestra fe. A comenzar este camino cuaresmal (que tiene como objetivo la Pascua) utilizando todos los medios a nuestro alcance: Oración, Penitencia, Caridad, Ayuno.

La cuaresma, para desgracia nuestra, ya no es lo que era. Mejor dicho: los católicos no nos tomamos tan en serio este tiempo de preparación a la Pascua como, por ejemplo, lo hacían los primeros cristianos.
¡Estamos tan acostumbrados a creer! Lo cierto es que, una Pascua sin previa y profunda preparación, corre el riesgo de quedarse en una simple fiesta de primavera. ¿Queremos eso? ¿Es eso para lo que Dios vino al mundo y dejar que su Hijo muera en la cruz?
Qué bueno sería, en primer lugar, que nos plantiemos un pequeño programa. Si Cristo va
hacer tanto por nosotros, ¿qué estamos dispuestos nosotros a hacer por Él?
-Escuchemos su Palabra. Veremos cómo entonces, el Señor, nos sorprende. Siempre tiene algo bueno y nuevo que decirnos.
-Necesitamos de estos desiertos, de estos encuentros para luego hacer frente a la vida. Lo mismo hacía Jesús; antes de presentarse en público se retiraba a orar tal y como hoy, por ejemplo, lo contemplamos en lucha permanente contra las tentaciones del diablo.
-Camino de la Pascua sería positivo que nos preguntásemos cómo está nuestra oración. ¿No se encontrará un poco en crisis? Cuando decimos que hay crisis de fe ¿no será que en el fondo hay problema de oración? Cuando sostenemos que hay dificultades de los padres con los hijos ¿no será también que, en el fondo, hay ausencia de comunicación de los hijos con los padres?
La Cuaresma es un tiempo privilegiado para la oración. ¿Quién no se deja impresionar cuando se coloca frente a un crucificado? La oración es esencial para entender y comprender la voluntad de Dios. Y si no la entendemos ni la comprendemos es porque, muchas veces, somos alérgicos a esos desiertos de la oración, al silencio, la reflexión o la lectura asidua de la Palabra de Dios.

2. También nosotros, como el mismo Señor, nos encontramos constantemente en una lucha encarnizada contra el mal. ¡Son tantas las promesas que se nos hacen si abandonamos a Dios! ¿Pero se nos dará algo a cambio? ¿No nos quedaremos sin nada? —No tendremos
que pedir perdón o a la larga o la cortaó a ese Dios que, siendo todo, lo dejamos a un lado por nada?
En este tiempo de cuaresma, como diría San Ignacio de Loyola, dos caudillos salen a nuestro encuentro: Jesús y Satanás. —Con cuál nos quedamos?
—A quién servimos?
- La oración va directa a Dios. La ausencia de ella nos convierte en miembros serviles del diablo.
- La austeridad nos acerca al Padre. La opulencia y la ostentación hacen sonreír al maligno.
- La caridad y el amor agradan al Señor. La tacañería y el individualismo consolidan el reino del diablo.
- La eucaristía nos lleva a Cristo. El vacío y el sinsentido del domingo hacen bailar a Satanás.

3. Que el Señor nos conceda tres gracias especiales en este tiempo de ascensión a la Pascua:
a) Ante la tentación del materialismo, el saber defender el “ser” antes que el “tener”. Cuántos hermanos nuestros viven en situaciones de dificultades y de desencanto porque no han sabido medir ni controlar su avaricia

b) Ante el incentivo de la vanidad, hay que adorar al Único que se lo merece: a Dios. La vanagloria, los aplausos y el engreimiento son fiebres que se pasan en cuatro días ¿Qué queda luego? Las secuelas de las grandes soledades.
c) Ante la incitación del poder, el dominio de uno mismo. El poder en la vida de un cristiano es el servir con generosidad y el ofrecer sin esperar
nada a cambio. Que el Señor, en este tiempo cuaresmal, nos ayude a meditar –en un bis a bis– sobre aquellas tentaciones que nos producen ansiedad, infelicid
ad, inseguridad o abandono de la fe.











Puntos de reflexión

¿Quién es Jesús?

“Cuando vamos a la iglesia y escuchamos las santas palabras, nos damos cuenta de que todos tenemos el mismo valor delante de Dios y de que Nuestro Señor Jesucristo vino especialmente por los sencillos y humildes. Pero cuando salimos, nos damos cuenta de que no es así en la realidad. Por eso sentimos que están separadas la Fe y la Vida”.Mensaje de los indígenas de América Latina al Papa Juan Pablo II. Izamal, Yucatán, México.1993.

Pbro. Germán Orozco MoraMexicali, B.C.
El escritor bolchevique Machovec afirmaba: “Lo que los comunistas reprochamos a los cristianos no es el ser seguidores de Cristo, sino precisamente el no serlo”.Por su parte, el filósofo Kierkeggard consideraba que su trabajo de escritor relacionado con el cristianismo, tenía que ver con el problema de no sólo parecer, sino de ser cristiano; con esa polémica, directa o indirecta, sobre la monstruosa ilusión de la llamada cristiandad, o sobre la ilusión de que en un país como el suyo (Dinamarca) todos se nombraran cristianos sin serlo realmente.Es célebre aquella frase de Mahathma Gandhi: “Admiro a Cristo, mas no a los cristianos”. Aunque los cristianos podríamos revirar contestando al célebre pacifista, que lo admiramos a él, mas no a los hindúes, y mucho menos a los terroristas sijs. Así las cosas, sigue pues en pie la pregunta sobre Cristo y el cristianismo.
Vigencia de milenios
El Padre y escritor español José Luis Martín Descalzo, en su obra “Jesús de Nazareth”, considera cómo, después de dos mil años del Nacimiento, Vida, Muerte y Resurrección del Salvador, se continúan escribiendo anualmente unos dos mil volúmenes en torno a la Persona de Cristo y su Doctrina. Cómo su historia ha servido de inspiración para al menos la mitad de todo el arte que ha producido el mundo desde que Él vino a la Tierra hasta nuestros días, y cómo cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo -familia, costumbres, bienes, patria- para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros apóstoles.¿Qué tiene ese hombre nacido hace dos milenios, que a todos los hombres inquieta? Es que está vivo y continúa viviendo entre nosotros, aunque muchos se nieguen a verlo.De ahí, por ejemplo, las respuestas a una encuesta realizada en Polonia por un semanario católico sobre: ¿Quién es para ti Jesucristo?, a la cual un obrero replicó: “Es uno de los nuestros”; o según algunos jóvenes: “Jesús es quien invade mi vida”, “Es alguien que me ama”, “Lo veo en cada hombre”, “Me ha enseñado a amar” , “Cristo me oye y responde”, “Lo leo en mis semejantes” , “Cristo -no son meras palabras- es mi vida”. Réplicas todas ellas de personas que conocen a Cristo y que viven sin duda su cristianismo.

Para acercarse al conocimiento
Cuando alguien desea realmente conocer a Jesús, acude a las Sagradas Escrituras, a los Textos Evangélicos, que son la fuente esencial de la Vida de Cristo. A estas fuentes de conocimiento se refería San Jerónimo, Patrono de los biblistas, cuando decía: “Desconocer las Sagradas Escrituras, es desconocer a Cristo”.En esos mismos textos hay respuestas claras sobre el descubrimiento de la identidad de Jesús, pues es el Maestro mismo quien plantea la interrogante a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo? Y ustedes, ¿quién dicen que soy?Las variadas contestaciones confirmaron que quienes estaban alejados de Jesús ignoraban realmente quién era o aducían meras suposiciones, mas sus seguidores fieles y sus amigos íntimos sí sabían quién era: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, le dijeron.Es a través del Misterio de la Encarnación de ese Hijo de Dios vivo, como se muestra -diría Santo Tomás de Aquino- la bondad, sabiduría, justicia y poder del Creador y su Verdad: “Porque no despreció la debilidad de su propia creatura, el hombre. Porque vencido el hombre, quiso que no otro sino un Hombre venciera al tirano. Porque escogió la solución más conveniente aunque se hubiese que pagar el más difícil precio. Y porque nada demostró mayor poder que hacer que un Dios se hiciese hombre”.

Pese al desbarajuste general…
Hoy, en un mundo donde mueren treinta y cinco mil niños diariamente por hambre, enfermedades, abortos; en un mundo donde existen países poderosos como USA, donde sufren millones de infectados por el SIDA; donde abundan naciones en las que impera la pobreza y la injustica, con unos cuantos millonarios opulentos y masas miserables que sobreviven con menos de un dólar al día; en un mundo como éste, afirma Martín Descalzo, sigue brillando en el horizonte la estrella de Belén que anuncia la presencia de Cristo, que se hace presente sobre todo a estas nuevas generaciones que están más necesitadas de Él y de su amor como nunca.

¿Quién es Jesús?

Domingo 14 de Febrero 2009
(Lc 6, 20-49)

El Santo Evangelio que nuestra Madre Iglesia ofrece hoy, forma parte del discurso conocido como “El Sermón de la llanura” (Lc 6, 20-49). Corresponde a su exordio, compuesto por cuatro bienaventuranzas y sus respectivas malaventuras; preciosa muestra del núcleo de la Buena Nueva predicada por Jesús (vv. 20-26).

¿A quiénes interpela Jesús?
El Señor dirige su discurso a sus más cercanos seguidores: “Mirando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo” (v. 20). Sin embargo, por el marco introductorio, Lucas indica que el mensaje abarca también al pueblo: “Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba ‘mucha gente’, que había venido [...] ‘para escucharlo’ y ser curados” (vv. 17-18); y lo subraya durante el desarrollo del discurso: “los que me escucháis” (v. 27); y cuando introduce la parábola con que cierra el discurso: “Todo el que venga a Mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante” (v. 47). Lucas indica, así, que Jesús dirige su anuncio al pueblo en general, a todos los que estén dispuestos a escuchar y a hacer vida su propuesta.

Los valores se invierten
El rico está en peligro por el hecho de ser rico: “Pero, ¡ay de ustedes, los ‘ricos’, porque ya tienen su consuelo!” (v. 24). Pero, ¿quién es “rico” conforme a los criterios evangélicos? Es “rico” quien vive placenteramente, olvidándose del pobre: “Había un hombre ‘rico’ que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno ‘pobre’, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del ‘rico’… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas” (Lc 16, 19-21).

Asimismo, se considera “rico”, a quien deposita su confianza en sus riquezas: “Los campos de cierto hombre ‘rico’ dieron mucho fruto [...] y pensaba entre sí, diciendo: ‘Qué haré? [...] diré a mi alma: ‘Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche reclamarán tu alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden a Dios” (Lc 12, 13-21).

La propuesta de Jesús reinvierte los valores, al ubicar a los “ricos” en las antípodas del anuncio de las Bienaventuranzas. En el Evangelio según San Lucas, las Bienaventuranzas van seguidas de sus correspondientes “ayes”; los cuales no aparecen en Mateo (compárese 5, 3-12). ¿No se deberá a que la comunidad lucana se estaría mostrando indiferente hacia el hermano pobre?

Jesús afirma que sus seguidores deben alegrarse cuando los insulten y maldigan a causa del Hijo del hombre y, la razón que ofrece, es porque “así trataron sus padres a los profetas” (véase v. 23). Estas palabras entrañan una profunda revelación cristológica, pues si a quienes escuchan y ponen en práctica su mensaje, Jesús los compara con los profetas, entonces, ¿quién es Él?

martes, 9 de febrero de 2010

Vida de Santidad

San Valentín (14-02-2010)
Era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.
Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270.
La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo.
La costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media, entre la caída del Imperio Romano y mediados del siglo XV.
Los norteamericanos adoptaron la costumbre a principios del siglo XVIII. Los avances de la imprenta y el bajón en los precios del servicio postal incentivaron el envío de saludos por San Valentín. Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín en Estados Unidos. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren contraer matrimonio al año siguiente.

AVISO IMPORTANTE

Hnos. "TENER EN CUENTA"


LOS DOS MARES

Hay en Tierra Santa dos lagos alimentados por el mismo río: el río Jordán, están situados a unos kilómetros de distancia el uno del otro. Pero, ambos poseen características asombrosamente distintas. Uno es el Lago de Genesaret, conocido también como Mar de Galilea o Lago de Tiberíades, el otro es el llamado "Mar Muerto".
El primero es azul, lleno de vida y de contrastes, de calma y de borrasca. En sus orillas se reflejan delicadamente las flores amarillas de sus bellísimas praderas. El Mar Muerto es una laguna salitrosa y densa, donde no hay vida y queda estancada el agua que viene del río.
¿Qué es lo que hace tan diferentes a los dos lagos alimentados por el mismo río? Es sencillamente esto:
El Lago de Genesaret trasmite generosamente lo que recibe. Su agua una vez llegada allí, parte inmediatamente para remediar la sequía de los campos. Sacia la sed de los hombres y de los animales. Es un “agua altruista”.


El agua del Mar Muerto se estanca. Se adormece. Es salitrosa. Mata. Es “agua egoísta”, estancada, inútil.
Pasa lo mismo con las personas. Las que viven dando y dándose a los demás, generosamente y sin esperar recompensa, viven y hacen vivir. Esta gente es la más feliz de nuestro mundo.
Las personas que, egoístamente, reciben, guardan y no dan, son como agua estancada, que muere y causa la muerte a su alrededor. Muchas gentes se parecen al Mar Muerto: sólo reciben, acumulan, no se dan y así se fabrican una vida amarga, desdichada e infeliz.
Cuanto más damos más recibimos. Cuanto menos repartimos de lo nuestro, más pobres nos volvemos. El que acumula para sí solo, llama a gritos a la infelicidad y ésta llega. El que reparte, abre la puerta a la felicidad.

“El que no vive para servir, no sirve para vivir”

lunes, 8 de febrero de 2010

Editorial Febrero 2010

Hermanos:
Ya estamos en el segundo mes de este año 2010. Febrero, mes del amor y de la Amistad, son afortunadas las personas que pueden contar con amigos de verdad, que están en los buenos momentos y en los momentos más difíciles.

Este mes es muy especial para nosotros los cristianos, pues este 17, es el MIÉRCOLES DE CENIZA, y con este rito, que celebra la Iglesia Universal, damos inicio a LA CUARESMA. Como se sabe constituye un especial tiempo de preparación, espiritual sobre todo, para recibir la resurrección de nuestro Señor Jesucristo con “manteles largos”; vivir con un corazón dispuesto y arrepentido, la victoria de la vida sobre la muerte, la prevalencia del bien sobre el mal, de la eternidad sobre lo efímero, la hegemonía de la verdad sobre la mentira.

También El día 11 de febrero, solemnidad de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la XVIII Jornada Mundial del Enfermo, Hay que resaltar, que el lema de esta jornada es "La Iglesia al servicio del amor hacia el que sufre" y aboguemos para que este evento sirva para "Dar un generoso impulso apostólico al servicio de los enfermos y de los que les cuidan. En este día , en forma especial debemos pedir a Dios y por intercesión, de la Virgen de Lourdes, por la vida y la salud de las personas enfermas, porque ellos y ellas son el centro y el por qué de nuestro servicio.


También en este tiempo de Cuaresma, Oremos, Para que los pastores de la Iglesia sean cada vez más dóciles a la acción del Espíritu Santo en su enseñanza y en su servicio al pueblo de Dios.

Dios los bendiga y los proteja
R.P. Fernando Fernández

La confianza en el Señor

Domingo, 7 de Febrero, 2010
Nuestra Madre Iglesia evoca hoy la llamada que Jesús hiciera a Simón Pedro, y su decisión, junto con la de Santiago y Juan, de seguirlo. El pasaje está entretejido con la narración de un milagro. Meditaremos sus singulares circunstancias, destacando la figura de Pedro, y el seguimiento como respuesta, después de haberlo dejado todo (Lc 5, 1-11).

La importancia del contexto

Si comparamos la escena con la del Evangelio según San Marcos (Mc 1, 16-20), constataremos que Lucas eligió situarla en un contexto diferente, pues describe con más coherencia la respuesta inmediata de Simón y sus dos colegas. La llamada viene hasta después de que Jesús había ejercido el ministerio de la enseñanza y había obrado curaciones; de una de ellas el propio Simón había sido testigo (véase Lc 4, 38-39); pero, sobre todo, del milagro que vemos inserto en el texto. Por eso Pedro y “sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido” (Lc 5, 9).

La primacía de Pedro

El episodio revela el respeto que el evangelista profesa en su relato por Simón Pedro, a quien presenta como el primer convocado (véase v. 10), resaltando su papel en el grupo de los Doce (compárese Lc 6, 14), del cual es su portavoz (compárese Lc 9, 20.33; 18, 28), y por haber sido el primer testigo de la Resurrección (compárese Lc 24, 34). Ante el milagro realizado por Jesús, Pedro se sensibilizó de su pecado, se arrojó a sus pies y lo imploró. Pero no de la misma forma como lo había hecho, cuando se dirigió a Él como “Maestro” (véase v. 5), sino que ahora lo llama “Señor”, título que la Iglesia primitiva confiere a Jesús Resucitado (véase v. 8).
Jesús enseñó desde la barca de Simón, lo cual denota un matiz eclesiológico (véase v. 3); matiz que Lucas subraya aún más cuando puntualiza que, no obstante que también otros dejaron todo para seguir a Jesús (véase v. 11), ellos no fueron los destinatarios directos de su promesa, pues ésta se hizo de forma particular a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres” (v. 10). Esto contrasta con lo narrado por Marcos, en cuyo texto descubrimos que el llamamiento es presentado en plural (compárese Mc 1, 17).

La pobreza como valor evangélico

El relato cierra con la afirmación: “dejándolo todo, lo siguieron” (v. 11). Lucas enfatiza así el tema del desprendimiento absoluto, que considera imprescindible para todo discípulo decidido a seguir a Jesús, y no exclusivamente para los Doce (compárese Lc 18, 22).
El Cardenal Roger Etchegaray, en los Ejercicios Espirituales predicados al Papa Juan Pablo II y a sus colaboradores, en el año de 1997, comentó que estando en Marsella, invitó a la Madre Teresa a fundar una Casa con sus Hermanas de la Caridad. El día de la inauguración, al despedirse la madre le dejó un nota manuscrita, con estas palabras: “Le pido una sola cosa: que vele para que mis hijas crezcan en santidad, y proteja su pobreza”.

sábado, 6 de febrero de 2010

Recordando a Juan Pablo II

Compartimos con ustedes una presentación que Recoge Algunos datos Fundamentales de la biografía También seleccionamos dos vídeos alojados en YouTube: Aquí, un montaje sobre su vida.



Un extracto de un documental sobre el Papa en la Jornada Mundial con los Jóvenes del año 2000 en Roma.



De la misma forma un Mensaje a los Jóvenes en Chile. PLENAMENTE identificado con los jóvenes.

“La Misión” y la Cuaresma

Aunque han pasado muchos años desde su estreno (fue en 1986), la película “La Misión” puede seguir siendo un buen recurso didáctico para las clases de Religión, sobre todo en los últimos cursos de la ESO y Bachillerato.
Hace unos años en
Profes.net, el profesor J.Mª Martínez proponía trabajar esta película en tiempo de Cuaresma a través de una de las escenas más brillantes del film: el diálogo en la cárcel entre Rodrigo (R. de Niro) y el P. Gabriel (J. Irons). Este vibrante diálogo, la penitencia que se autoimpone Rodrigo en forma de ascensión de las cataratas y el camino hasta que se siente liberado de su pecado, representa un excelente medio para trabajar temas como el arrepentimiento, la penitencia o el perdón, propios del tiempo de Cuaresma.
Hoy día, gracias a servicios de la Web 2.0, tenemos la suerte de poder visualizar en Internet la película completa,
(la escena a la que nos referimos se encuentra en el segmento de tiempo: 22:44-37:02). Nosotros hemos seleccionado estos minutos y os los ofrecemos aquí :

jueves, 4 de febrero de 2010

EL CIRCO DE LA MARIPOSA

El Circo de la mariposa es un cortometraje hecho por Joshua Weigel, donde participa Nick Vujicic (la persona sin extermidades).
En este cortometraje nos demuestra que con perseverancia y mucho esfuerzo todo se puede lograr, aún cuando se nos presenta difícil la situación. nos gustó mucho el corto de verdad por eso lo queremos compartir con ustedes:

Circo de la mariposa (1ra. Parte)



Circo de la mariposa (2da. Parte)

martes, 2 de febrero de 2010

El Aguila del Ala Cortada

Corresponde siempre generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinuan hacer lo incorrecto.

lunes, 1 de febrero de 2010

Reflexión: Mi fe de cafetería

Los cristianos de hoy en día afrontamos el reto de ser capaces de introducir un poquito a Dios en los espacios cotidianos de la vida diaria. No es fácil, no siempre uno encuentra el momento. A veces pensamos que nuestras ideas no van a ser bien recibidas, o que no viene a cuento hablar de eso. El respeto a las creencias de cada uno no tiene que conllevar un absoluto hermetismo por nuestra parte en temas de fe. Sólo somos capaces de hablar de ello al calor del horno de la Eucaristía comunitaria , aunque a veces también se cuela Dios entre nuestros humeantes cafés de sobremesa en la universidad.A mi izquierda, Joaquín, como buen físico, defiende que el universo es solamente fruto de una serie de casualidades que se conocen con el nombre de evolución. Resulta curioso cómo mucha gente asume como algo lógico que esa inmensidad inabarcable de planetas, quásares, estrellas y agujeros negros, que funciona con milimétrica precisión, sea algo aleatoriamente creado. Y junto con ellos, ese animal al que llamamos ser humano, que aun con todas sus imperfecciones es una máquina más perfecta de lo que ningún ordenador llegará nunca a ser... Todo esto se considera de una evidencia tal que no admite dudas. “Pero... ¿y por qué no puede haber creado Dios todo esto?” me atrevo a decir. ¿Acaso es más razonable creer en una casualidad tan inmensa que confiar que el mundo sea más que una mera casualidad?Enfrente de mí, Mari Carmen, agnóstica y alcalaína, adopta la postura de la duda, la del respeto a todo lo que decimos, pero sin mojarse. Mientras Joaquín sigue defendiendo su postura empirista y me doy cuenta de que, efectivamente, no se puede demostrar científicamente la existencia de Dios, afortunadamente. Imaginaos qué catástrofe sería si el ser humano, que ya de por sí se cree un Dios, fuese capaz de demostrar que Dios existe, de desentrañar el mayor misterio de la historia de la Humanidad. El hombre entonces se daría cuenta de que no necesita para nada a ese Dios del que acaba de descubrir su existencia.”Si hemos llegado tan lejos sin pedirle ayuda, ¿para qué vamos a hacerlo ahora?”, se dirían unos a otros.Y es que mucha gente piensa que creer en Dios es una debilidad; es considerar que el ser humano no es lo suficientemente bueno como para valerse por sí mismo. Pero lo que yo creo es que la debilidad es precisamente creerseinvulnerable. Sólo aquellos pocos capaces de reconocerse débiles, de aceptar la ayuda de los demás, son los que sobreviven en la carrera de la felicidad. Otros caen por el camino porque, al ver que la vida les va arrebatando esa invulnerabilidad de la que presumían, sienten que ya no son nada. Pero los que toman la decisión de vivir con Cristo, saben que, aunque sus fuerzas vayan mermando, su salud se deteriore o su situación laboral se complique...aunque pierdan todo eso, hay algo en su interior que nadie puede arrancarles, y es Dios mismo.Y al mismo ritmo que el café, se han ido agotando nuestros argumentos acerca de la existencia. Parece que no ha quedado nada de todo lo que hemos dicho, pero si miras detenidamente en el vaso vacío siempre queda ese posillo de azúcar y café. Acaso sea eso lo que podemos transmitir de nuestra fe, pero con eso y con todo, al final la fe es una decisión, como el amor, pero como dijo Nicolas Cage: “No sé puede obligar a nadie a que se enamore de ti, pero sí se pueden aumentar las probabilidades de que ocurra”.

¡Feliz fiesta de Don Bosco 2010!


CONTEMPLAR EL ROSTRO DE JESÚS


GLORIA Y ALABANZA A TI, OH CRISTO,
AHORA Y POR SIEMPRE

Señor Jesús, Plenitud de los tiempos y Señor de la historia, danos un corazón humilde y sencillo para que contemplemos con renovado asombro el misterio de la Encarnación, por el que Tú, Hijo del Altísimo, en el Seno de la Virgen, Santuario del Espíritu, te hiciste nuestro Hermano.
Gloria y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.

Jesús, Principio y Perfección del hombre nuevo, convierte nuestros corazones a Ti, para que, abandonando las sendas del error, caminemos tras Tus huellas por el sendero que conduce a la vida. Haz que, fieles a las promesas del Bautismo, vivamos con coherencia nuestra fe, dando testimonio constante de Tu palabra, para que en la familia y en la sociedad resplandezca la luz vivificante del Evangelio.

Gloria y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.

Jesús, Fuerza y Sabiduría de Dios, enciende en nosotros el amor a la divina Escritura, donde resuena la Voz del Padre, que ilumina e inflama, alimenta y consuela. Tú, Palabra del Dios vivo, renueva en la Iglesia el ardor misionero, para que todos los pueblos lleguen a conocerte, verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo del hombre, único Mediador entra Dios y el hombre.

Gloria y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.


Jesús, Fuente de unidad y de paz, fortalece la comunión en Tu Iglesia, da vigor al movimiento ecuménico, para que con la fuerza de Tu Espíritu, todos tus discípulos sean uno. Tú que nos has dado como norma de vida el mandamiento nuevo del amor, haznos constructores de un mundo solidario, donde la guerra sea vencida por la paz, la cultura de la muerte por el compromiso en favor de la vida.

Gloria y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.


Jesús, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, Luz que ilumina a todo hombre, da a quien te busca con corazón sincero la abundancia de Tu Vida. A Ti, Redentor del hombre, Principio y Fin del tiempo y del cosmos, al Padre, Fuente inagotable de todo bien, y al Espíritu Santo, Sello del infinito Amor, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Juan Pablo II